La Vanguardia (1ª edición)

Casemiro, el intruso inesperado

- CARLOS NOVO Madrid

Iba para jugador de relleno, pero entre la nueva lesión de Luka Modric y la baja forma de Toni Kroos, Casemiro lleva camino de convertirs­e en indispensa­ble en el centro del campo del Real Madrid. A día de hoy, nadie le discute la titularida­d. El brasileño, repescado este verano al Oporto a cambio de 7,5 millones –una operación de lo más rara dado que prácticame­nte lo había cedido gratis- ya amplió su contrato el 31 de agosto hasta el 2021. Había convencido a Benítez pese a que al principio lo relegó al banquillo.

Mes y medio después, Casemiro ha dado la vuelta a la tortilla. Ante el Levante recuperó nueve balones y tuvo un nivel del 90% de acierto en sus pases. Su despliegue físico resultó incontenib­le para los granotas. Benítez fue de los primeros en darse cuenta. Desde hace cuatro partidos ha desplazado a Kroos del medio centro y ahora actúa de doble pivote, el sábado al lado de Kovacic y antes junto a Modric. Casemiro corre por dos y no descarta el pase en largo a la mane- ra de Xabi Alonso. En su debe, le falta medir mejor. A veces, su ímpetu le hace arrollar al contrario, es propenso a cargarse de tarjetas y de hacer faltas innecesari­as en zonas no peligrosas. Pero incluso en ese apartado está mejorando.

El sábado, al término del partido, se le preguntó a Benítez por la actuación de Casemiro. Su respuesta vino precedida de una amplia sonrisa: “No me gusta personaliz­ar en mis jugadores, pero ha estado muy bien. Nos da equilibrio, disputa y eso ayuda mucho a la parte de atrás”.

No estuvo tan dadivoso con Kroos, cuya baja forma física no pasa desapercib­ida para nadie. Las palabras ahí de Benitez pueden anunciar una dosis de banquillo para el alemán: “Su problema es cuestión de ritmo y velocidad. Es un jugador de visión y tiene continuida­d. Yo quiero que juegue cerca del área. No es un problema físico, sino más bien táctico”. Kroos no ha sido hasta ahora un jugador determinan­te en los grandes partidos pero ni mucho menos su fuerte es el gol. En toda la campaña pasada, siempre de titular, hizo dos.

En el Madrid destacan ahora el cambio en el carácter de Casemiro, que llegó al Castilla en febrero del 2013 procedente del Sao Paulo con fama de conflictiv­o. Montaba el lío si no era titular. En pocas semanas ya jugaba en el primer equipo a las órdenes de Ancelotti. Fue decisivo para que el Madrid no cayera eliminado en cuartos en Dortmund ante el Borussia. No le sirvió para seguir y fue cedido la temporada última al Oporto de Lopetegui. Esta lleva camino de ser la de su consagraci­ón en la élite.

Ante el Levante, recuperó como pivote nueve balones y su acierto en el pase llegó al noventa por ciento

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