Meditaciones en el cenobio
SALVADOR Pániker escribió un libro titulado Asimetrías (Debate), en que dedica un capítulo a hablar de la democracia. Entre las frases que escribe nuestro filósofo hay una que resulta todo un tratado político: “La democracia es un mecanismo adaptativo y un milagro inestable”. Es decir, en el sistema democrático, que se fundamenta en un pacto de convivencia a partir de unos valores compartidos, es imprescindible buscar permanentemente la adaptación al entorno y la estabilidad social. Y Pániker advierte: “Lo peor que puede ocurrirnos es creer que la democracia es un asunto fácil”.
Las elecciones del 27-S han dejado un tablero de juego endemoniado. El resultado ha sido un sí pero no. La última pieza del rompecabezas no encaja por más que Junts pel Sí intente forzarla. Es oportuno pensar que la democracia es una cuestión extraordinariamente compleja y, en cuanto que mecanismo adaptativo, podemos esperar la acomodación de los actores, pero raramente la estabilidad del milagro.
El conseller Felip Puig participó en unas jornadas empresariales en el monasterio de Sant Benet, que como todo cenobio resulta un lugar que invita a la reflexión y a la mesura. Allí manifestó que el acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP va a ser muy difícil porque los modelos económicos de ambas formaciones son muy diferentes, “en algunos aspectos incompatibles”. Y añadió que ha transmitido “que hay unas líneas rojas que nosotros no podemos cruzar” en relación con el programa de gobierno de la fuerza anticapitalista. Puig vaticinó un gobierno en funciones de dos meses y medio o tres, descartando la investidura de Artur Mas en las dos votaciones iniciales, a la espera de ver qué ocurre el 20-D.
A lo mejor, las próximas reuniones entre las dos formaciones deberían celebrarse en una abadía: los lugares santos invitan a hacer aflorar la razón (y la esperanza). A veces se producen incluso conversiones.