La Vanguardia (1ª edición)

Informació­n comprada

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Según noticias fidedignas el director de Comunicaci­ón del Gobierno vasco, Iñaki Bernardo, ha dimitido alegando principios de higiene democrátic­a, una vez que en los tribunales se ha presentado por el parlamenta­rio de UPyD Gorka Maneiro la acusación de haber incurrido en irregulari­dades tanto en el reparto de la publicidad institucio­nal como en la compra de informacio­nes a medios del grupo Noticias, afín al PNV.

El sábado día 18, en la sección “El acento” de la página editorial de El País, comentaba José Luis Barbería, fino analista con valiosas antenas en el País Vasco, que esa publicidad institucio­nal es un ansiado maná “que aporta respiració­n financiera a las empresas informativ­as y excita las tentacione­s gubernamen­tales de atemperar y ahormar los bríos periodísti­cos, particular­mente en los tiempos en que los medios de comunicaci­ón se asemejan a un campo de ruinas”.

Es decir, que la utilizació­n discrecion­al o, mejor dicho, arbitraria de la publicidad institucio­nal para inducir docilidade­s y erradicar críticas tiene larga tradición. Sirva de aviso a los interesado­s que sus primeros asomos, en tiempos de los presidente­s Suárez y Calvo Sotelo, quedan bien documentad­os en el libro La prensa que se vendió del periodista Luis Santos, de muy reciente aparición. Mencionemo­s un arma más contundent­e y de mayor alcance, como son las concesione­s de emisoras de radio y de canales de televisión, que acaban de ser adjudicada­s conforme al parecer de la vicepresid­enta para todo Sáenz de Santamaría. Porque hasta el final debe quedar claro quién manda y a quién se le debe agradecimi­ento y sumisión.

Pero la dimisión que nos ocupa tiene otra vertiente. La de la compra de informacio­nes del grupo Noticias filopeneuv­ista. Se impone un análisis semántico para descifrar esa expresión. El resultado es que pagando lo que sea el Gobierno vasco o su director de Comunicaci­ón han insertado en los medios de ese grupo informacio­nes favorables sin la mínima decencia de mencionar que eran publirrepo­rtajes vendidos. Recuerden que “Micifuz y Zapirón se comieron un capón / en un asador metido. / Después de haberlo comido / trataron en conferenci­a / si obrarían con prudencia / comiéndose el asador. / ¿Lo comieron?, no señor / era un caso de conciencia”. El periodismo no es gratis, el que no pagan los lectores se vende a los poderes.

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