Colau quiere que la conexión sea un hecho a finales del 2018
El 2015 está siendo el año de los informes técnicos. El 2016 será el de la redacción del proyecto. Y el 2017 y el 2018 serán los de las obras. Este es el calendario que se ha marcado el gobierno de Barcelona en Comú para que la conexión del Trambaix y el Trambesòs por la Diagonal entre en servicio antes de que finalice el mandato municipal, unos meses antes de las elecciones de mayo del 2019. Pero esa no va ser una empresa fácil: antes Ada Colau tendrá que encontrar apoyos suficientes en el Ayuntamiento, llegar a un acuerdo con la Generalitat y resolver la financiación de la obra y la futura gestión de este tramo, que la alcaldesa quiere que recaiga en manos de un operador público.
Aunque algunos de los estudios encargados a través de la empresa municipal Bimsa analizan otros trazados (como la recuperación de la idea de dar continuidad al Trambaix por la calle Urgell y seguir después por la Gran Via), el gobierno de Ada Colau tiene muy claro que la conexión de las dos líneas existentes ha de hacerse, sí o sí, por la Diagonal. Y si bien se está estudiando la posibilidad de que en algún tramo de esta calle los convoyes pasaran por un túnel subterráneo, el elevado coste de esta opción lleva a considerar como casi solución única, siempre a ojos del gobierno de la ciudad, la de llevar el tranvía en superficie y por la calzada central. Una decisión así supone poco menos que guillotinar el tráfico de vehículos privados por la avenida. Los coches serían desplazados a las calzadas laterales, donde la premisa del gobierno de Ada Colau es habilitar dos carriles a lado y lado. Ya que el propósito es no tocar las aceras recién reformadas del tramo Francesc Macià, esta fórmula obligaría a ganar algunos centímetros (aproximadamente unos quince) de las aceras tercianas para que hubiera anchura suficiente para el paso de dos vehículos, lo que restaría espacio vital a los árboles (cabe recordar que el mantenimiento de estos fue una de las condiciones que marcaron la reforma). Además del tranvía, según los planes del Ayuntamiento, por la calzada central de la Diagonal discurriría también el carril bici y aún podría quedar más espacio para el peatón.
Llama la atención el hecho de que el Ayuntamiento haya restado todo protagonismo en la redacción de los estudios técnicos a la agencia municipal Barcelona Regional (BR), que hasta la llegada
de Colau a la alcaldía era la gran hacedora de este tipo de proyectos. BR está ahora en una fase de redefinición que ha dejado su futuro en el aire.
La fórmula preferida por BComú pondría en cuestión el dibujo de la red ortogonal de buses. El Ayuntamiento ha pospuesto la entrada en servicio de las líneas de la cuarta fase, que en principio estaba prevista para la semana pasada. El tranvía por la Diagonal eliminaría precisamente la línea D-30 (entre Glòries y Zona Universitària), pieza básica de un sistema que no estaba pensado para coexistir con el ferrocarril urbano.