“Ja tenim equip”
Inglaterra no deslumbra y le falta estilo y una identidad definida, pero se ha clasificado para la Eurocopa 2016 al ganar los diez partidos de la fase de grupos y se ve como campeona
Todavía quedan casi dos semanas para que acabe el Campeonato del Mundo de rugby. Pero con Inglaterra eliminada desde hace tiempo, los aficionados al deporte han pasado página y miran ya en el calendario a lo que aquí se llaman los Euros de fútbol (no confundir con la moneda), y que se celebrarán el año que viene en Francia. Los ingleses tienen la cualidad –o el defecto– de entusiasmarse fácilmente, por muchas que sean las bofetadas que se lleven, y que en su caso son bastante reiteradas ya sea con el balón redondo u ovalado. Pero nada, ellos, erre que erre, siempre creen que van a ganar...
La selección inglesa se ha clasificado para la fase final de la Eurocopa con diez victorias en diez partidos en el grupo E ( e de easy, fácil en inglés), con Lituania, Letonia, San Marino, Eslovenia y Suiza como rivales. No es cosa de restar mérito a ese ramillete de triunfos por asequibles que fueran los enemigos, pero tampoco de colocar de repente a Inglaterra entre los favoritos del torneo junto con los sospechosos habituales: Alemania, España, Francia, Italia, incluso Bélgica... Pero de esperanza también vive el aficionado al fútbol y peor es lo de Holanda, que se ha quedado fuera tras perder los dos partidos con Islandia. La estrategia psicológica de cara al Mundial de Brasil fue disminuir las expectativas, pero no funcionó. Así que la afición inglesa ha vuelto al plan A, el de subir- se ya al pedestal de los campeones en contra de toda lógica aunque sólo sea por ser los inventores del fútbol.
“Ja tenim equip”, dicen los ingleses imitando a los seguidores de aquel Barça pre-Cruyff que se las veía y se las deseaba para ganar una liga o una Recopa de Europa. Pero el equip de Roy Hodgson está bastante verde, y básicamente ofrece la siguiente alineación, jugador arriba jugador abajo: Joe Hart en la portería; Clyne, Smalling, Stones y Shaw en la retaguardia; Henderson, Wilshere y Barkley o Carrick en el centro del campo; y Rooney, Sterling y Wellbeck (o Walcott o Kane) en la delantera. Mucha juventud e inexperiencia.
Los periodistas son más realistas que la afición y colocan a Inglaterra en los cuartos de final o, como mucho, en las semifinales si todo sale rodado. Porque al margen de todo, Hodgson ha confeccionado un equipo resultadista que practica un 4-3-3 muy poco vistoso. Tanto es así que los más maliciosos dicen que, salvo que se produzca un milagro, el seleccionador ya tiene recambio en la persona del relevado técnico del Liverpool Brendan Rodgers, aunque sea norirlandés, y a no ser que antes se consiga un club de empaque.
En defensa de Hodgson hay que decir que las lesiones lo han crucificado, haciendo imposible cualquier tipo de continuidad (ha tenido que utilizar a 35 jugadores como titulares). También es cierto que varios de los puntales de la selección inglesa (Sturridge, Henderson, Walcott, Wilshere, Wellbeck...) son muy propensos a pasarse largas temporadas en la enfermería. Luke Shaw, por ejemplo, es el favorito para ocupar el lateral izquierdo –tradicionalmente un punto débil de Inglaterra–, si es que se recupera de la fractura de una pierna a tiempo para la cita francesa.
Wayne Rooney ya no es ningún crío, como sugiere el hecho de que haya marcado 50 goles con Inglaterra desde su debut en el 2003, y no parece en su mejor momento de forma. Pero, aparte de los problemas de identidad y de la ausencia de un estilo definido, la gran flaqueza del equipo radica en la posición de centrocampista defensivo, con Michael Carrick poco convincente. ¡Qué no daría Roy Hodgson por tener a un Busquets o a un Mascherano! Pero no se puede tener todo en la vida... Con sentirse favoritos basta.
La selección inglesa acudió al Mundial de Brasil con humildad, sin sentirse favorita, pero tampoco le funcionó