Rakitic lidera el triunfo del Barça ante el BATE (0-2)
Rakitic convierte dos goles y hace más líder a los blaugrana, que logran dejar la portería a cero
Con un cartero como Neymar la vida es de otro color. Con un francotirador como Rakitic, al fin en su versión notable, el gol se socializa, se reparte, se descentraliza y se independiza del tridente. Las dos coordenadas se mezclaron para fundir a un BATE muy inferior y para catapultar al Barça en su grupo de la Champions. El equipo de Luis Enrique es ahora más líder y mira con justificado optimismo su clasificación para octavos tras dos goles del croata, los primeros de la temporada, fruto de dos pases de delineante del brasileño. Necesitaba una victoria sin sufrimiento el Barcelona y aunque no resolvió hasta la segunda mitad siempre fue muy superior y persistió sin desmayo. Perdió por el camino a Sergi Roberto, otra lesión, pero ató un triunfo que no tuvo discusión.
Jugó el Barcelona con la equipación de la senyera en tiempo de estelades y sus señas fueron claras, tomar la directa hacia la portería contraria mientras en la pro- pia Ter Stegen no tenía que intervenir hasta el minuto 77 y el equipo dejaba su meta a cero después de ocho partidos encajando.
Porque en el frío Borisov Arena, un estadio en forma de ovni ubicado en medio de ninguna parte, como si se tratara del desierto de Arizona, pero con una temperatura muy distinta, al Barça se le planteó un decorado de partido opuesto al del Rayo. Nada de medir fuerzas con un rival osado que te viene a buscar. Nada de que te aprieten arriba. El BATE, un equipo muy justito, se pertrechó con todas las líneas en su campo, en una declaración de intenciones y de respeto al campeón. Y, sin embargo, la puesta en escena del Barcelona resultó más que aceptable, encontrando espacios por las bandas, trabajándose las situaciones de ataque y moviendo la pelota con sentido. Luis Enrique había determinado cuatro cambios con res- pecto a la Liga, en busca de una mínima frescura en su mermada plantilla, por lo que Rakitic pasó al banquillo, aunque tuvo que entrar rápido y fue decisivo, y salió de titular Bartra mientras Mascherano y Busquets jugaban juntos en la medular. Pero todas esas buenas intenciones no encontraron el premio rápido porque se repitieron dos constantes de la temporada, la falta de puntería inicial y la mala fortuna. El Barça fue incapaz de dar en la diana en ninguno de los doce remates que probó hasta el descanso, convirtiendo una vez más en el mejor del contrario al portero, en este caso Chernik. El guardameta desvió un testarazo de Suárez, un remate prácticamente a bocajarro de Munir y una media vaselina de Alves. Tampoco Busquets halló la felicidad con un tiro que se paseó por las fauces de Chernik ni Rakitic encontró portería con todo a favor en un remate de cabeza. Para entonces el técnico asturiano ya se había desesperado en la banda por otra desgracia, la enésima. La niña futbolística de sus ojos este curso, Sergi Roberto, padecía un percance, en principio en el pubis. Las lesiones blaugrana son un no parar como si estuvieran dentro de la novela Diez negritos y fueran cayendo uno tras otro sin que el detective, en este caso los médicos y preparadores, descubran la causa de tanta baja. Lo cierto es que el Barcelona saltó a calentar, como siempre, media hora antes, a pesar de que la temperatura de Borisov y la de la capital catalana se parecen en esta época como un huevo a una castaña.
Sea como fuere el Barça perdió un tanto el hilo del partido, que no
el monopolio del balón. Pero es que con cuatro posibles constructores de juego lesionados como Messi, Iniesta, Rafinha y Sergi Roberto, todo cuesta más.
En la otra área Ter Stegen, de vuelta a la portería, vivía una noche plácida porque ni le chutaban, pero como en la mayoría de los partidos el Barcelona se dejaba los deberes para la segunda parte, cuando había tenido opciones de sobra para mandar en el marcador. No tardaría en hacerlo en la reanudación tras una buena escaramuza de Neymar, que le puso un bombón de pase al borde del área a Rakitic. El croata por fin se decidió a chutar y no hizo como en Sevilla, cuando se achicó en buenas posiciones. El resultado es que clavó un trallazo en la escuadra. Un tanto magnífico para hacer justicia y para aportar confianza al equipo tras 14 disparos. El melón ya estaba abierto, se trataba ahora de saborearlo y endulzarlo más. Y si alguien es el rey del azúcar es Neymar. Qué otro gol le dio hecho a Rakitic, qué pase, qué diagonal. El croata resolvió con la categoría que requería la asistencia y levantó el balón sobre el guardameta para sentenciar. Una maravilla. El Barça y Rakitic lo necesitaban.