Marcando el ritmo
Prueba futbolística para el Barcelona donde al margen de una victoria era necesario atisbar una mayor fortaleza defensiva.
Alves, un tipo especial. Pocos jugadores tienen tantos galardones como el brasileño. Con el factor añadido de que es el defensa del mundo que más influencia ha tenido en labores ofensivas. Todos en primera instancia valoraríamos su capacidad competitiva. Todos los entrenadores han confiado en él y han exigido su renovación. Pero vayamos más allá y preguntémonos qué lo hace tan competitivo. Entonces podríamos hablar de la intensidad en su juego, de su ambición personal, de su fortaleza anímica. Pero si analizamos con más profundidad veremos que su valor supremo es la capacidad de participar con una continuidad exagerada en el partido y sobre todo la inteligencia futbolística que le permite escoger con quién debe combinar. En la época del Barcelona más excelso, había estadísticas que demostraban que los jugadores que más combinaban entre ellos eran Xavi con Alves y viceversa y Alves con Messi y viceversa. Fíjense con qué personajes se asociaba. Pues ayer durante la primera mitad, el jugador que más balones interesantes le dio a Neymar fue el brasileño. De nuevo salió el futbolista callejero que con un instinto especial sabe a quién hay que darle vidilla.
Vuelta al estilo. El Barcelona jugó a ser el Barcelona y marcó el ritmo del partido durante los 90 minutos. Los de Luis Enrique salieron a un ritmo lento, sabiendo que la clave era instalar- se en campo contrario como primer objetivo y una vez en el campo base se dedicaron a ganar el encuentro. Localización, más posesión, más pausas fue la fórmula utilizada. Una suma de factores que buscó crear tanto capacidad defensiva como ofensiva. Entonces se permitió el lujo de defender en campo rival donde está demostrado que es más eficaz. Ayer Piqué pareció como si pudiera jugar hasta los 40, en cambio en el anterior partido frente al Rayo, con tanta verticalidad, dio la sensación que sufría en demasía. Busquets redobló su actividad al poder defender a través de la inteligencia y no del físico. Alba y Alves gracias a la evolución más pausada de la actividad ofensi- va pudieron desdoblarse para jugar o para provocar espacios. Munir dejó de trabajar en la soledad y ausencia de compañeros mejorando sus prestaciones. Neymar se dedicó a proyectar a los demás en vez de golear. Y mención especial para un espléndido Rakitic que no había marcado en trece partidos y ayer lo hizo por partida doble. Y todo gracias a que el equipo jugó de tal manera que se generó su hábitat ideal. Líneas juntas, posesiones en campo contrario y pausas que permiten la llegada de jugadores de segunda línea. Y es ahí donde los inteligentes como el croata brillan. Pudo marcar en la primera mitad pero su recompensa llegó en la segunda. Una actuación que le marca el camino que seguir.