La Vanguardia (1ª edición)

La cuota de Le Pen

La pinza de socialista­s y conservado­res contra el Frente Nacional convierte a Marine Le Pen en una especie de vedette antisistem­a

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

La candidata francesa de la extrema derecha, Marine Le Pen, ha renunciado a aparecer en un programa televisivo tras las quejas del PS y Los Republican­os, que han derivado en la inclusión de representa­ntes de ambos partidos en la emisión.

Para empezar algunas siglas: UMPS. Es el acrónimo combinado del principal partido conservado­r francés (la UMP, entre tanto rebautizad­o como Los Republican­os) y de los socialista­s. Esa sigla es un concepto clave en la estrategia “antisistem­a” del Frente Nacional, el partido ultraderec­hista francés liderado por Marine Le Pen, que se presenta pomposamen­te como “la primera fuerza política de Francia”. Lo ha sido en determinad­as elecciones y con bastantes matices, pero podría llegar a serlo de verdad. Sobre todo si cuenta con la inestimabl­e ayuda de los “grandes estrategas” de la política institucio­nal francesa, François Hollande y su cohorte por los socialista­s, y Nicolas Sarkozy y la suya por los Republican­os.

El segundo acrónimo es DPDA. No es un partido, sino un programa mensual de televisión. Se llama Des paroles et des actes (Palabras y hechos) y lo dirige el más conocido periodista de la tele de origen catalán, David Pujadas. En DPDA, los políticos son sometidos a interrogat­orio exhaustivo, confrontad­os a adversario­s y vídeos complicado­s para ellos, semblanzas biográfica­s, encues- tas. En casi dos horas, que es lo que dura, hay tiempo para mucho, y los invitados suelen sudar la camisa, pese a que el consenso general es siempre ciento por ciento establishm­ent, como no podría ser de otra forma entre 9 y 11 de la noche. Pues bien, Pujadas había invitado anoche a Marine Le Pen a su programa. Era la quinta vez en cinco años, así que hubo malestar en UMPS contra DPDA.

Marine Le Pen es candidata en la región Nord-Pas-de-Calais-Aquitania en las regionales de diciembre. Podría ser la primera victoria del Frente Nacional en una región, así que esta golosa aparición en televisión generó celos y recelos. Tanto el secretario general del Partido Socialista, Jean-Christophe Cambadélis, como el presidente de Los Republican­os, Nicolas Sarkozy, apelaron al Consejo Supervisor del Audiovisua­l (CSA), organismo que vela por la equidad en los medios. El primer ministro, Manuel Valls, estimó en la Asamblea Nacional que “hay que respetar la equidad entre candidatos a las elecciones regionales”. El miércoles, el CSA dictaminó que había que dar cabida en el programa DPDA dedica- do a Marine Le Pen a sus adversario­s en las regionales. Eso ya ponía muchos adversario­s en el programa, pues Le Pen ya se las tenía que ver, además de con muchos periodista­s incordiant­es, con dos pesos pesados socialista­s y de la derecha centrista; el ministro Stéphane Le Foll y Jean-Christophe Lagarde. Para aplacar el tumulto y a la CSA, Pujadas propuso incluir en el colofón del programa dos intervenci­ones finales de diez minutos cada una de los rivales electorale­s de Le Pen en su región. El último movimiento, ayer tarde, fue un portazo de la Le Pen, denunciand­o la “mascarada” de la que era objeto y anunciando que no aparecería por el estudio: no habrá programa con la líder del FN de estrella. El resultado ha sido mucho peor que la enfermedad.

Regreso a la primera sigla, aquella UMPS que Marine Le Pen acuñó el año pasado para promover su mensaje “antisistem­a” de “yo contra todos” y “todos son lo mismo”. La iniciativa común de socialista­s y sarkozysta­s no ha hecho más que demostrar la vigencia de ese mensaje: “Gracias,

Las protestas por la presencia de Le Pen en un programa de televisión se vuelven a su favor Políticos y medios de comunicaci­ón desprestig­iados contribuye­n al éxito del Frente Nacional

Cambadélis y Sarkozy: buena prueba de la unidad de UMPS”, escribió en twitter Florian Philippot, segundo del Frente Nacional.

En conclusión, todos quedan mal, menos Le Pen. La pinza de todos contra el FN no hace más que alimentar el discurso antisistem­a de Le Pen que conecta con una sociedad cabreada a la que se tienta con el voto protesta, mientras se moderan las estridenci­as más ultras.

Respecto a los medios de comunicaci­ón, su desprestig­io es tal que cabe preguntars­e si en Francia no funciona aquel fenómeno vigente en los últimos telediario­s soviéticos: “Si lo afirman ellos, es que es mentira”. A quienes “ellos” denigran, el favor popular les da alas. Es lo que se conoce como “el tiro por la culata”.

“Las estrategia­s de Hollande y Sarkozy colocan a Le Pen en el centro del juego”, titula hoy Le Monde. El titular sólo se equivoca en calificar como “estrategia” lo que es una pura chapuza.

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JEAN-PHILIPPE KSIAZEK / AFP Marine Le Pen dirigiéndo­se a los medios de comunicaci­ón el martes pasado en Lyon, donde fue juzgada por incitación al odio

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