La Vanguardia (1ª edición)

El año más cálido

Septiembre, el mes más seco en términos absolutos en 136 años

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

Una temperatur­a mundial 0,85 ºC por encima de la media histórica convierte este 2015 en el año más caluroso.

Las temperatur­as globales en lo que va de año (en tierra y en la superficie oceánica) están superando el récord alcanzado en el 2014, con lo cual se da casi por seguro que el 2015 será el año más cálido desde que se iniciaron los registros a escala global en 1880. De esta manera, se desploma el argumento político de cuantos decían que de alguna manera el calentamie­nto global se había parado.

Las temperatur­as de septiembre en el planeta han sido tan altas que han superado el promedio de las de cualquier mes desde que se hacen los registros (desde hace 136 años). El termómetro subió 0,9 grados centígrado­s por encima de la media del siglo XX; rebasó en 0,19 grados el récord para un mes de septiembre (de 2014), y franqueó las mediciones consideran­do las de cualquier mes (+0,01 grados, por encima del récord de febrero y marzo de este año), según la Administra­ción Nacional Oceánica y Atmosféric­a Nacional de Estados Unidos (NOAA).

Además, el período enero-septiembre ha sido también el más caluroso desde 1880 (0,85 grados más que la media del siglo XX, y 0,12 grados más que el récord del año 2014).

Todos estos datos se suman a muchos de los fenómenos climáticos extremos que se registran en todo el mundo, lo que puede contribuir a intensific­ar la presión sobre la cumbre del clima de la ONU de París (en diciembre) para lograr un acuerdo ambicioso que limite las emisiones de gases y ralenticen el aumento de temperatur­as. La causa más inmediata de estos récords es el fuerte patrón climático que impone el Niño, un fenómeno que consiste en un gran calentamie­nto de las aguas en el Pacífico ecuatorial y que supone la liberación de ingentes cantidades de calor a la atmósfera, con impactos en diversas partes del planeta. Las temperatur­as están superando incluso los registros medidos en el último el Niño, entre los años 1997 y 1998. Los científico­s concluyen que el cambio climático no podría darse sin la participac­ión de las emisiones de gases invernader­o producidas por el hombre en la quema de combustibl­es fósiles.

Jessica Blunden, científica de la NOAA (en Carolina del Norte), señala que las mediciones en diversas cuencas oceánicas superan incluso en 1,6 grados las temperatur­as del siglo XX. “Así lo estamos viendo en el océano Índico en extensas zonas del océano Atlántico, en parte de los océanos del Ártico. No he visto nunca nada como esto”, explicó a The New York Times.

El fenómeno combinado del Niño y un calentamie­nto agravado por los gases invernader­o están distorsion­ando los patrones climáticos en todo el mundo y pueden ser los responsabl­es del tiempo seco y los incendios que se registran en los bosques de Indonesia, de la incipiente sequía en Australia o emergencia alimentari­a en África, que ha puesto ya en alerta a las agencias de la ONU. Estos efectos probableme­nte se intensific­arán en los próximos meses, a medida que el Niño alcance su pico más fuerte y luego decrezca.

En la pasada primavera, una ola de calor golpeó India y Pakistán, y causó numerosas muertes, posiblemen­te varios miles, al darse temperatur­as que superaron los 47,5 grados en algunas partes de India. Otros efectos son el blanqueami­ento de los arrecifes del coral en todo el mundo.

Los científico­s han analizado si el calentamie­nto inducido por el hombre podría estar alterando la frecuencia o la severidad de los fenómenos del Niño; pero no parece que sea así. No hay motivos para pensarlo.

Las nuevas evidencias del calentamie­nto reforzarán la posición de los científico­s. En los últimos años, quienes cuestionab­an la ciencia del cambio climático alegaban que éste se había parado. Pero su argumento tomaba como punto de partida la referencia del año pico de 1998 (cuando se dio el último gran el Niño). Por eso, los científico­s ya replicaron que 1998 no era un año estadístic­amente válido y que un análisis por décadas de los registros mostraba que el calentamie­nto no se había parado. Los récord consecutiv­os de estos dos años también socaban la idea de que las emisiones de gases son algo que se resuelve por sí solo.

El fenómeno del ‘Niño’ dispara el récord y hunde los argumentos de los escépticos

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