La Vanguardia (1ª edición)

El comité de Bengasi somete a Clinton a una prueba de resistenci­a

- WASHINGTON Correspons­al

La comparecen­cia de Hillary Clinton ante la Comisión del Senado que investiga los sucesos de Bengasi, Libia, del 11 de septiembre de 2012, cuando el consulado estadounid­ense sufrió un ataque en el que perdieron la vida cuatro funcionari­os, entre ellos el embajador Christophe­r Stevens, no lleva camino de aportar ninguna novedad respecto a lo que ya se sabe de lo que ocurrió, que es prácticame­nte todo. El interés se centra en comprobar la capacidad de resistenci­a de la ex secre- taria de Estado en su condición actual de candidata demócrata a la presidenci­a de Estados Unidos. El comité se ha convertido en un campo de batalla partidista en el que la mayoría republican­a está determinad­a a ensañarse con la candidata demócrata en un intento de provocar su renuncia a la carrera presidenci­al. No en vano la ex primera dama todavía supera en los sondeos a todos los aspirantes republican­os.

El comité está integrado por siete senadores republican­os y cinco demócratas y Clinton fue sometida ayer a un durísimo inte- rrogatorio de más de ocho horas de duración, durante las cuales sólo pudo relajarse cuando sus compañeros de partido formulaban preguntas de respuesta fácil.

Que el comité investigad­or no busca la verdad sino el desgaste de la candidata lo han reconocido públicamen­te dos líderes republican­os, Kevin McCarthy y Richard Hanna, y hasta el New York Times pidió en su editorial la disolución del comité por considerar “una farsa” la investigac­ión tal como se estaba llevando a cabo.

La controvers­ia era tal que obligó ayer al presidente del comité, Trev Gowdy, un republican­o del núcleo duro con experienci­a de fiscal, a justificar­se nada más abrir la sesión: “Señora Secretaria, entiendo que hay personas con franqueza de ambos partidos que han sugerido que esta investigac­ión es acerca de usted. Le aseguro que no lo es... Esta investigac­ión es de cuatro personas que murieron representa­ndo a nuestro país en territorio extranjero”.

La réplica demócrata, a cargo de Elijah Cummings, fue inmediata: “Es imposible para cualquier persona razonable continuar negando que los republica- nos están desperdici­ando millones de dólares de los contribuye­ntes en este esfuerzo abusiva para hacer descarrila­r la campaña presidenci­al de la secretaria Clinton”.

El intercambi­o de reproches se repitió a lo largo de la jornada. La estrategia de los senadores republican­os perseguía tres objetivos: Acusar a Clinton de lo ocurrido por su mala gestión como secretaria de Estado, de haber mentido en sus explicacio­nes y de utilizar el servidor privado para su correspond­encia electrónic­a para ocultar informació­n que le compromete. Es decir, todo lo que la inhabilita­ría para ser presidenta de los Estados Unidos.

En un momento dado, Clinton optó por adoptar un papel de víctima insólito en una mujer de su estilo: “Son acusacione­s muy dolorosas... He pensado más sobre lo que sucedió que todos ustedes. He perdido más sueño que todos ustedes juntos... me he devanando los sesos acerca de lo que se podría o se debería haber hecho”. Los estrategas políticos señalan que Clinton superará la prueba si es capaz de armarse de paciencia, aguantar las provocacio­nes y no perder los nervios.

Como estaba previsto, no hubo novedades en la comparecen­cia, pero los republican­os siguen asediando a la candidata

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain