La Vanguardia (1ª edición)

Paco P, país imposible

- Francesc-Marc Álvaro

Le recuerdo con nitidez: sentado en un taburete, en un bar de nombre olvidado, con vestido y corbata, con un vaso largo en la mano, conversand­o animadamen­te con los que entonces éramos jóvenes y queríamos saberlo todo. Él hablaba con agudeza y elegancia de política y de literatura, de la Valencia que tanto amaba, del Madrid que tan bien conocía, del país que soñaba. Lo escuchábam­os fascinados, animados. Hablo de la capital valenciana de los noventa –debió de ser una noche de los Premis Octubre– y de Francesc de Paula Burguera –Paco P–, escritor y periodista de Sueca, figura importante del valenciani­smo político y la cultura expresada en la lengua de Ausiàs March. Paco Burguera nos ha dejado y eso nos hace pensar –otra vez– en la historia que pudo haber sido y, finalmente, no fue.

Salva Enguix ha escrito en este diario que Burguera fue hombre de reflexión y de acción política a la vez. Es cierto. La batalla por la cultura y la batalla por una democracia que integrara la diversidad nacional eran lo mismo. Paco P –amigo de su convecino Joan Fuster– se dedicó a salvar las palabras –poesía y teatro– y después intentó articular un valenciani­smo de centrodere­cha, ilustrado y liberal, capaz de ser asumido por una parte de las clases dirigentes y medias valenciana­s. Pero no salió adelante. Chocó con lo que los marxistas llamaban “las condicione­s objetivas”. La burguesía catalana no tuvo un duplicado equivalent­e en el sur, pero gente como Burguera imaginó un espacio político que no condenara el valenciani­smo a la marginalid­ad. Para hacerlo, fundó partidos e, incluso, fue diputado al Congreso por la UCD, pero pronto se desengañó de la voluntad autonomist­a de los que rodeaban a Suárez. Compromís es, hoy, un éxito que debe mucho al obstinado picar piedra de valientes como Burguera y otros.

Veo ahora –en el jardín amable de la memoria– a Paco P sonriente y explicando alguna historia, con un sentido del humor eléctrico, tomando un whisky y sugiriendo ideas con una pasión moderada por la membrana de la ironía. Él era la Valencia civilizada, la que quería hallar caminos de convivenci­a en el marco estatal sin convertirs­e en la sucursal ni la playa de nadie. Él era también la constataci­ón amarga de que el País Valenciano había escogido un plan que lo dejaba todo en manos de políticos que sólo querían hacer carrera en Madrid. Lo explicó en un libro desencanta­do que hay que releer ahora: És més senzill, encara: digueu-li Espanya, dolorida y realista meditación sobre un país a medio hacer, unas élites dimisionar­ias y una identidad menospreci­ada. Paco P sabía, por ejemplo, que olvidar el corredor mediterrán­eo no es una casualidad, sino el resultado de una determinad­a idea del poder. Como que Raimon fuera –hasta hace poco– vetado y silenciado por las institucio­nes de su tierra.

Compromís es, hoy, un éxito que debe mucho al obstinado picar piedra de valientes como Burguera

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain