El ejemplo Maragall
A Pasqual Maragall “se le recuerda como el mejor alcalde que ha tenido la ciudad; hoy, como dijo él en 1982, hay que devolver el Ayuntamiento a la ciudadanía” (Ada Colau, alcaldesa).
“Se necesitan políticos como Maragall, con capacidad de liderazgo, capacidad intelectual y cintura política; si no, este país no tendrá salida” (Odón Elorza, exalcalde de San Sebastián).
Lo más probable es que Pasqual Maragall perdure mucho tiempo como referente del municipalismo, más por su obra durante quince años como alcalde de Barcelona que por la hecha en sus cuatro años de presidente de Catalunya. Muchos de sus amigos prefieren saludarle como “alcalde” a hacerlo como “president” y es posible que él aún agradezca ese detalle. Muchas veces ha dicho que el mejor cargo político es el de alcalde.
La figura de Maragall, como alcalde más que como president, suscita hoy un reconocimiento muy amplio, incluso por parte de políticos y formaciones que en su día se le oponían duramente. Los socialistas, por supuesto, reivindican a Maragall y a los otros alcaldes del PSC. Pero a Maragall casi lo hace suyo la gente de ICV y hasta Xavier Trias se ha referido repetidamente a él como ejemplo municipalista, como un alcalde con el que Barcelona tuvo éxito. Hoy, Ada Colau le dedica elogios, mientras apenas cita logros, más bien al contrario, de los alcaldes que le sucedieron.
Hay más maragallistas ahora que cuando mandaba en cualquier lado de la plaza de Sant Jaume.
Anoche, Colau se sentaba junto a Maragall, sólo separados por la esposa de este, Diana Garrigosa, en la primera fila del auditorio de RBA. Odón Elorza, amigo de Maragall (ambos, en sus tiempos, alcaldes rebeldes ante su partido), era el conferenciante del programa Llegat Pasqual Maragall, de la fundación Catalunya Europa. Le acompañaban Joaquim Nadal, también exalcalde y conseller en el gobierno autonómico que pre- sidió Maragall, y Eulàlia Vintró, concejal con Maragall. Entre las más de cien personas que llenaron el auditorio, muchos maragallistas, exediles, técnicos municipales, colaboradores del alcalde presidente.
Y había dos consellers actuales de la Generalitat, Francesc Homs y Santi Vila. Ambos, como otros políticos de CDC, oyeron cómo Elorza, hablando de la gobernan- za municipal, de las ciudades como escenario de la necesaria regeneración, de la derrota de la política, de la corrupción... “que sigue aflorando, hoy mismo, aquí cerca”..., así de crudo. Con el presidente que la armó con “el problema del 3%” ahí sentado.
Homs aguantó y, en su turno, no respondió al lance y prefirió destacar una de las recomendaciones de Elorza, que había hablado de la necesidad de: recuperar la política de pacto (no sólo con la oposición, también y principalmente con la ciudadanía, como hizo Maragall. Homs se mostró esperanzado en que haya pactos en Catalunya y, en España, después de las elecciones
Colau cerraba el acto. Como Elorza, ve en la gobernanza de las ciudades el camino de la regeneración democrática. Y debió tomar nota de un consejo del político socialista vasco: “Ada, no te preocupes, yo fui alcalde con 5 de 27 concejales, y llegué hasta 11, nunca con mayoría absoluta”. Claro que Elorza hizo gobiernos de coalición. Como Maragall.
Hoy hay más maragallistas que cuando gobernaba en cualquier lado de la plaza Sant Jaume