Los Reyes estrenan en los Princesa de Asturias un programa por separado
Doña Letizia aplaude en Gijón a Coppola; el Rey, en Oviedo, la ‘Misa’ de Puccini
La reina Letizia fue la estrella en la última producción que lleva el sello de Francis Ford Coppola, el flamante premio Princesa de Asturias de las Artes, a quien ayer se rindió un homenaje en el teatro Jovellanos de Gijón. Por primera vez, don Felipe y doña Letizia asistieron por separado a los actos previos a la entrega de los premios que se celebra hoy en Oviedo. La Reina asistió a un coloquio sobre la obra del director de El Padrino, mientras el Rey cumplía con el programa oficial de cada año asistiendo a un concierto en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Fue una separación corta, pues una vez finalizado el acto de Gijón, doña Letizia viajó a Oviedo a tiempo para unirse al Rey, entre un movimiento y otro de la orquesta, y aplaudir, junto a él, los últimos compases.
Los Reyes llegaron a Asturias ayer por la tarde para cumplir con el que, sin duda, es su compromiso más querido. Don Felipe lleva ya casi treinta años acudiendo a la entrega de los premios creados para vincular la figura del heredero al trono con Asturias y, al mismo tiempo, proyectar al exterior tanto al Príncipe como al Principado. Desde el año pasado, don Felipe acude ya como Rey represen- tando a su hija Leonor, la princesa de Asturias que, ahora, da nombre a los galardones y a los actos que envuelven la ceremonia de entrega. También para doña Letizia, la de Oviedo es una cita especial ya que ella nació en esta ciudad y durante diez años ha sido la primera Princesa de Asturias auténticamente asturiana.
Don Felipe y doña Letizia llegaron juntos en el avión oficial que aterrizó en el aeropuerto, equidistante de Gijón y Oviedo. Él se fue a la capital del Principado y ella a la ciudad costera, Doña Letizia, que nunca ha ocultado su pasión por el cine, como prueban las habituales salidas de la pareja casi todas las semanas para acudir a los estrenos cinematográficos, no quiso perderse el acto organizado por la Fundación Princesa de Asturias para rendir homenaje al director estadounidense de origen italiano. Doña Letizia se presentó en el acto vestida con un mono de seda color negro con la pechera troquelada y bordada en cristales azabache con escote halter (lo que dejaba de nuevo al aire sus hombros y brazos musculados), diseño de Felipe Varela, el pelo recogido en un moño bajo y unos pendientes de diamantes negros. Nada que envidiar al estilo que lucen las estrellas de Hollywood. No hubo foto, al menos en público, con el famoso director, ya que le saludó dentro del teatro y lejos de los focos. Durante el acto, Coppola estuvo sentado en el escenario junto a Rodrigo Cortés, el director de la película Buried, que ejerció de moderador de las preguntas, escogidas por sorteo, del público. Habló también Maribel Verdú, protagonista de Tetro, uno de los últimos trabajos de Coppola, y se cerró con la actuación del gaitero Carlos Núñez, quien, a dife- rencia de los gaiteros de Oviedo, no tocó la música de El Padrino, que al parecer Coppola detesta después de oírla durante los últimos cuarenta años. Doña Letizia se marchó del teatro Jovellanos antes de que acabara el acto y aún llegó a tiempo de escuchar en el Auditorio de Oviedo los últimos acordes de Misa de Gloria de Puccini.
Los Reyes asisten a los actos previos a la entrega de premios, en representación de su hija Leonor