Si la cosa funciona
Por iniciativa del Clúster de la Indústria Audiovisual de Catalunya, que reúne a más de sesenta empresas del sector, y de una docena de universidades catalanas, durante este miércoles y jueves se han producido una serie de pitchings, en los cuales dieciséis grupos de estudiantes han presentado sus proyectos previamente seleccionados ante una mesa amplia de productores. El pitching es una forma genuina que tiene el mundo audiovisual internacional de hacer que las ideas encuentren la manera de hacerse realidad. Se trata de que durante siete minutos los autores de un proyecto que ya está en marcha planteen qué quieren hacer y de qué manera, ante otros que pueden estar interesados en hacerlo posible. Es una manera simple pero pragmática de materializar los sueños audiovisuales. Aquel que tiene que invertir recursos en hacer realidad una idea ya trabajada debe quedar convencido por lo que oye y lo que se ve. Tras la presentación, durante otros siete minutos, los productores harán las preguntas necesarias para saber más, y luego tienen la posibilidad de hacer contactos directos. Es un procedimiento exigente, intenso, muy pautado pero muy eficiente. Y que iguala a todos en sus oportunidades, porque lo que transita entre unos y otros es la imaginación, el rigor, la originalidad y la sorpresa.
La novedad en esta propuesta es que los que presentan proyectos son estudiantes universitarios, y que los productores catalanes se muestran realmente interesados para poder ayudar a hacerlos posibles. Esta novedad responde a un diagnóstico estratégico: en el campo audiovisual la universidad ejerce un papel esencial, como se ha reconocido desde todos los lados. Pero es fundamental visualizar que este rigor y pluralidad del talento joven encuentra una recepción positiva por parte de los agentes productivos que hacen posible la activación del sistema. No puede existir una distancia entre estos dos universos, porque entonces la cadena
Los ‘pitchings’ han permitido a universitarios presentar sus creaciones audiovisuales e intentar convencer a los productores
de valor se pierde. Los jóvenes de talento probado que han estado desarrollando una formación de alto nivel deben saber que el mundo de la producción les escucha y les espera. Y para la industria cultural es también fundamental tener acceso a unas obras que se han concebido con tiempo y rigor y que pueden alimentar la necesidad de abrir perspectivas. Si este sistema de transmisión funciona, el mundo audiovisual puede estar en permanente regeneración. Si se rompe, crece el desánimo y la percepción negativa.
Para decirlo en términos de un monólogo de Woody Allen, hay que aprovechar cualquier medida de gracia pasajera, si la cosa funciona. Y este estado de gracia se produce muchas veces en las cosas aparentemente sencillas pero que responden a criterios profundos de una comunidad que no se conforma con bajar la cabeza en momentos críticos. Establecer este vínculo permanente entre universidad y empresa, como ha ocurrido durante estos pitchings en los que unos proclamaban sueños tangibles y otros los debatían y acogían, debe significar mucho más que un gesto ocasional. En cuanto a la televisión pública, que no siempre encuentra la manera de incorporar el talento joven, es una iniciativa con retorno de futuro.