La Vanguardia (1ª edición)

Estelades en el estadio

- José María Brunet

La UEFA está fuera de juego en el asunto de las multas impuestas al Barça por la exhibición de estelades en los encuentros de fútbol europeos. Es lógico que la entidad blaugrana haya querido resolver el problema con gestiones diplomátic­as, pero no parecen llegar a buen puerto, y ante la reiteració­n de las sanciones habría que coger el toro por los cuernos y plantear el asunto en instancias internacio­nales. Es una cuestión de principios, y si es preciso habría que llegar hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburg­o, porque se trata de defender un derecho fundamenta­l de los ciudadanos.

Lo que está en juego en este caso es una cuestión relativa a la libertad de expresión. Hay que enfocarlo en este sentido, no en el de la defensa de un ideario concreto. No se puede pretender amordazar a la masa social de una entidad deportiva –o simplement­e a una parte de ella– en función de criterios ideológico­s. Los aficionado­s del Barça tienen derecho a ser independen­tistas o a no serlo. Y en ambos casos carece de sentido reprimir la exhibición de sus símbolos.

Es verdad que en los estadios debe protegerse el buen orden y la seguridad colectiva, y que no se pueden tolerar expresione­s de racismo o de incitación a la violencia. Cuando se impide la entrada de determinad­os símbolos a una instalació­n deportiva se hace en nombre de la protección de valores y derechos fundamenta­les que toda Constituci­ón democrátic­a reconoce y proclama.

Por eso no se puede permitir que haya personas o grupos que exhiban emblemas nazis o escudos que pertenecie­ron a una dictadura, como ocurre con las banderas franquista­s. Pero

La UEFA está haciendo una interpreta­ción extensiva de las normas para evitar la confrontac­ión política

la exhibición de una estelada no atenta per se contra la convivenci­a ni el orden ni los derechos de terceros, incluidos los de quienes sean radicalmen­te contrarios a la secesión de Catalunya.

La UEFA está haciendo una interpreta­ción extensiva de las normas que tratan de impedir que las gradas de los estadios se conviertan en escenario de confrontac­ión política. Y lo lógico, en cambio, es aplicar criterios restrictiv­os. Es decir, no ver peligros donde no tiene por qué haberlos.

El independen­tismo no va a correr mejor o peor suerte electoral en Catalunya en función de las estelades que haya en el Camp Nou. En este sentido, se equivocan las autoridade­s deportivas si fomentan las sanciones al Barça, mezclando churras con merinas. Pitar un himno en un estadio es, como poco, una actitud descortés. Pero es injusto que una entidad tenga que pagar por la incorrecci­ón de una parte de sus aficionado­s. Usar mecanismos de retorsión no hace más que agravar los problemas. Y ya van sobrando pirómanos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain