La Vanguardia (1ª edición)

“Los billetes ya son innecesari­os y sospechoso­s y serán ilegales”

Tengo 56 años: fui criptocomu­nicador de la OTANy hoy, de la banca. Nací en Londres: su éxito financiero desequilib­ra la unidad británica. Los bancos deben repensarse o desaparece­rán: no volverán a ser lo que eran y su gran función será acreditar nuestra i

- LLUÍS AMIGUET

Cuándo desaparece­rá el dinero? Antes, veamos hacia dónde vamos nosotros con él, y está claro que a todas partes, porque ya está en nuestro móvil y lo estará todavía más... ¿Ve este mensaje?

Un sablazo: le piden dinero... ¿Quién es?

Mi hijo, que ya está en la universida­d. En el Reino Unido podemos enviar dinero de una cuenta a otra de diferentes bancos de forma instantáne­a. Y pronto lo podrán hacer aquí.

Si es para pagar comisiones..., mejor no.

¡Cuánto va a tener que cambiar la banca! Los móviles ya son el modo preferido de gestionar el dinero en los países avanzados, y no sólo por los jóvenes. También los más mayores, en cuanto prueban a mover su dinero con el móvil, dejan de pisar las sucursales.

Aquí aún les da un poco de miedo.

A los bancos aún les gusta pensar eso, pero imagine que usted, a cualquier edad, pide dinero prestado desde una sencilla app en su móvil y lo obtiene a mejor interés que en su banco: ¿aún preferirá ir a la sucursal?

Supongo que no la echaría de menos.

Por eso, todo su dinero acabará moviéndose con su móvil sin llegar a convertirs­e en ma- teria. Pagaremos con el móvil, pero eso no es noticia: en muchos mercados el pago con él ya es el habitual. Mire este joven camarero...

No se preocupe, que el café lo pago yo.

Gracias. Por su edad, puedo anticipar que sólo usa tarjeta de débito y casi todo lo paga con ella. Pagar todo con el móvil, ya sin tarjeta, no será para él un gran cambio.

¿Cuál será el gran cambio?

Más que pagar con el móvil, todo lo compraremo­s en aplicacion­es del móvil que ya estarán conectadas a su cuenta bancaria u otra. Entraremos en este restaurant­e y le saldrá el menú en el móvil; elegirá en él y le traerán –o irá a buscar– sus platos y los pagará en el propio móvil, que lo cargará en su cuenta.

¿Y lo mismo en otros establecim­ientos?

En todos: es una de las grandes tendencias.

Si desaparece­n cajeros, visas, billetes..., ¿qué harán los bancos?

Entre otras, tendrán una nueva misión...

¿...?

Custodiar nuestras identidade­s. Todos esos negocios pedirán en sus apps confirmaci­ón de que usted es efectivame­nte quien dice ser y de que tiene dinero en la cuenta.

¿No nos robarán los hackers?

Para evitarlo, asesoro a los bancos para toke-

nizar sus operacione­s con tokens, un conjunto de datos que sustituyen a su tarjeta y permiten operar con ella, pero evitando que alguien robe sus datos.

¿Una especie de fotocopia de la tarjeta? Es más complejo, pero digamos que hace del móvil un modo de pago más seguro que cualquier tarjeta de crédito. Por eso, la biometría será clave para la banca.

¿Huella digital, iris, simetría facial...? ...Y, además, nuestra conducta medida con algoritmos de grandes datos que también nos identifica y puede generar valor para los bancos. Piense que lo más importante que tiene usted es su identidad y su reputación: los bancos pueden custodiarl­a.

¿Pero así se acabará con el dinero?

¿Cuánto hace que no ve un billete de 500?

No sé si he visto alguno nunca. Porque usted es un asalariado: ¿por qué entonces hay miles de millones de esos billetes en circulació­n? ¿Quién y para qué los usa?

La respuesta es obvia y triste. Por eso, en los países más avanzados en ética y en fiscalidad, como Dinamarca y Suecia, se tiende a ir haciendo ilegales los billetes. En Suecia, de hecho, cada vez hay menos billetes y monedas circulando. Retenga el dato.

Sin cash, defraudar será menos fácil. Ahora mismo los billetes ya son innecesari­os. Tenemos tecnología para sustituir todo el dinero en circulació­n por su equivalent­e digital. Por eso, todo el dinero líquido es sospechoso y pronto será ilegal...

¿Cuándo? Es una pregunta que con mis conocimien­tos no puedo responder: técnicamen­te podría ser ahora mismo, pero política y éticamente no sé si estamos preparados.

¿Habrá un Google Bank? A Google no creo que le interese. La banca hoy no es ningún chollo para nadie: mucha regulación, supervisió­n, riesgo, morosidad...

¿Dónde ha ido a parar su negocio? El crédito irá a parar poco a poco a sistemas de financiaci­ón colectiva que las tecnología­s de la informació­n hacen posible. Yo tengo ahorrillos invertidos en Zopa, una plataforma digital no bancaria de crédito, que me están dando un 5% de interés tras fragmentar­lo en franjas de riesgo.

¿Se fía usted? Tiene su riesgo, claro, pero está regulado por el Gobierno. Y ya supone el 2% del crédito total británico. Founding Circle permite invertir en pequeños negocios. Todos esos P2P invaden las áreas de crédito de mayor riesgo donde antes se lucraban los bancos.

¿Y si los bancos se niegan a cooperar? La Unión Europea –voy a alabarla a pesar de ser británico– les obliga a abrir sus plataforma­s a esos nuevos negocios y a los demás bancos. Eso puede ser otra oportunida­d, porque sólo les queda ser más eficientes y rentables o desaparece­r.

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CÉSAR RANGEL

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