El año Suárez
Con lucha y goles, Luis Suárez ha revertido el mal estreno que tuvo hace un año
El primer año del uruguayo Luis Suárez en el FC Barcelona le ha consolidado como el delantero de referencia del equipo, tal como certifican sus valiosos goles, y ha hecho olvidar su tormentosa llegada, con la competición ya iniciada y la imagen del mordisco a Chiellini durante el Mundial de Brasil.
Un par de días antes de que el Barcelona jugase en París el partido de cuartos de final de la Champions moría en Montevideo Eduardo Galeano. El escritor decía que los uruguayos cuando nacen no lloran en los hospitales, sino que están cantando gol. En ese partido del Parque de los Príncipes, Luis Suárez arrancó con la pelota, perforó con dos túneles las piernas de David Luiz y colocó el balón en la red en ambas jugadas. Fueron dos de los 32 goles que el delantero de Salto (24/ I/1987) ha celebrado desde que viste de blaugrana (56 partidos). Pero no son los que más ha gritado el uruguayo. Ahí se lleva la palma el de la final de Berlín. Con el partido empatado, Buffon dejó un rechace muerto en el área con él al acecho. No había remedio posible. En ese preciso instante, el Barça acababa de ganar la Champions y el triplete.
Mañana se cumple un año de su debut en el Santiago Bernabeu. A la primera ocasión que pudo, Luis Enrique le puso de titular en el clásico –junto a Messi y Neymar– sin importarle los tres meses de inactividad por la sanción de la FIFA. Y aunque no tuvo el mejor de los estrenos –sumó dos derrotas en sus dos primeros partidos–, Suárez demostró que lo que mal empieza no tiene porqué acabar igual.
Clandestino, invisible y proscrito. Así fue el fichaje del delantero por el Barcelona. El Liverpool recibió 81 millones y él no pudo ni hacerse una foto en el Camp Nou. Sino que se entrenaba en solitario, en la playa o en un hotel, sin poder pisar las instalaciones de su nuevo club. 365 días después, en Anfield le añoran y se han gastado ya el dinero sin encontrar sucesor mientras la afición barcelonista corea su nombre y se frota las manos. Han descubierto que no sólo ficharon gol, con él se trajeron la garra y la furia que le hacía falta a un Barcelona que ya lo había ganado todo para volver a ganarlo todo.
Suárez sabe que no es Francescoli, Recoba o el Maestro Piendibene, estilistas a los que les bastaba con la inspiración, pero al mismo tiempo tiene algo de lo que ellos carecían y que le ha hecho llegar más lejos que todos. Y es su carácter inconformista. Todo lo ha ganado con esfuerzo y eso no lo va a perder. “Si he llegado aquí, es por luchar, por no bajar los brazos, por ir a lo bruto y a lo torpe, por vivir del instinto, por estar en el momento adecuado”, reconocía el 6 de septiembre en una entrevista a La Vanguardia. Especialista en revertir situaciones, no podía permitir que su etapa en el Barcelona –la promesa que le hizo a Sofía cuando se separaron– saliese mal. Tardó 394 minutos en anotar su primer gol contra el Apoel pero desde entonces nunca ha estado más de cuatro partidos sin marcar. Y en el clásico del Camp Nou, haciendo el gol de la victoria, se desquitó del mal estreno del 25 de octubre de 2014.
Tampoco es Messi y Neymar pero ambos se acercan a su bombilla de mate fuera del campo porque saben que en los partidos Suárez, con sus movimientos, les abre los espacios. Sin ir más lejos, sus dos desmarques para arrastrar a los defensas en los goles de Rakitic en Borisov son de manual. Al uruguayo no le importa hacer el trabajo menos agradecido porque agradece no soportar toda la presión como en el Liverpool. Y en el vestuario, donde le gusta hacer pesas para estar fuerte –nunca gordo– todos le miran con respeto por aceptar ese sacrificio siendo una estrella. Acomodarse no es ni será su estilo.
Como nunca se perdonaría no salir a tiempo de recoger del colegio –los días que puede– a Delfina y Benjamín, sus hijos. Son la otra pasión del carasucia por el que Galeano se ponía feliz.
GOLES AL CITY, PSG, MADRID Y JUVENTUS Tardó 394 minutos en estrenarse y desde entonces no ha estado más de cuatro partidos sin marcar