Rusia quiere dialogar
El futuro del dictador sirio sigue dividiendo a las partes
A pesar de que las distancias se mantienen insalvables, Rusia ha planteado a EE.UU. retomar las negociaciones entre Bashar el Asad y la oposición siria para encontrar una salida pacífica a la larga guerra civil.
El llamado “cuarteto de Viena”, formado en el 2002 para mediar en el conflicto israelo-palestino, sirvió ayer de escenario para otro baile diplomático también a cuatro que intenta encontrar un camino de solución a la guerra civil de Siria. Los ministros de Exteriores de Rusia y Estados Unidos, Serguéi Lavrov y John Kerry, se reunieron en un hotel de la capital austriaca por vez primera desde que Rusia comenzó su campaña de bombardeos aéreos en el país árabe. Moscú pidió el inicio de negociaciones entre el Gobierno sirio de Bashar el Asad y la amplia oposición siria.
A las conversaciones se unieron luego los cancilleres de Turquía, Feridun Sinirlioglu, y de Arabia Saudí, Adel al Jubeir. Un encuentro sin precedentes, pero que dadas las diferencias entre Moscú y sus aliados y Washington y los suyos, a lo más que podía aspirar era al inicio de un proceso de acercamiento.
Tanto EE.UU. como Turquía y Arabia Saudí mantienen que cualquier tipo de solución para Siria debe hacerse prescindiendo del actual dirigente, Bashar el Asad. El jueves, en Berlín, Kerry aseguró que todos los países con intereses en Siria, incluidos sus aliados Irán y Rusia, están de acuerdo en un gobierno plural, unido, secular al que apoye el pueblo. “Sólo hay un obstáculo para aplicar esto rápidamente, y eso es una persona llamada Bashar el Asad”, precisó.
Moscú es el principal salvavidas de Asad. Rusia le apoyó primero enviándole armamento y desde el 30 de septiembre, con una campaña de bombardeos aéreos, en teoría contra el terrorismo del Estado Islámico (EI), que ha levantado no pocas críticas en el otro bando. Estados Unidos y sus aliados sostienen que los intereses de Moscú son ayudar a Asad en la guerra civil y que por eso ha bombardeado también a los grupos de la oposición.
A estas críticas ha contraatacado Moscú acusando a la coalición internacional, que lidera EE.UU., de perseguir únicamente la caída de Asad y de no haber obtenido “resultados tangibles” contra el EI. El presidente ruso, Vladímir Putin, defendió el jueves la entrada de Rusia en la guerra de Siria, asegurando que “creará las condiciones para lo más importante: un comienzo de un proceso político”. Putin, que el martes recibió a El Asad en el Kremlin, aseguró que el líder sirio le dijo estar preparado para el diálogo.
“Nuestra posición común es que necesitamos aumentar los esfuerzos para lograr un proceso político. Eso supone el comienzo de amplias conversaciones entre representantes del Gobierno sirio y todo el espectro de la oposición siria, tanto la interior como la exterior, con apoyo de jugadores externos”, explicó ayer Lavrov antes de reunirse con su homólogo estadounidense.
En cierto modo se podría estar volviendo a anteriores acuerdos diplomáticos, desgraciadamente superados por la realidad. El ministro saudí, Adel al Jubeir, apuntó que “todos están de acuerdo en resolver el conflicto según el comunicado de la conferencia de Ginebra (junio del 2012), en la construcción de una Siria democrática y unificada”.
Del futuro de Bashar el Asad no hubo nada nuevo, principalmente porque el desacuerdo sigue. La guerra civil de Siria, que comenzó hace más de cuatro años, ha dejado ya más de 250.000 muertos y alrededor de cuatro millones de refugiados.
Los ministros de Exteriores ruso, estadounidense, turco y saudí buscan en Viena un “proceso político”