La Vanguardia (1ª edición)

El Papa insta al cambio “sin miedo” ante el final del sínodo de la familia

- Ciudad del Vaticano. Correspons­al EUSEBIO VAL

El universo católico aguarda expectante el final, hoy, del sínodo sobre la familia, que durante tres semanas ha congregado en el Vaticano a obispos de todo el planeta. En la homilía de la misa matinal en su residencia, el Papa dijo que “los tiempos cambian y nosotros cristianos debemos cambiar continuame­nte”. Francisco instó a hacerlo “sin miedo, con la libertad”.

Las palabras de Jorge Mario Bergoglio podrían ser interpreta­das como una invitación a aprobar un documento de signo aperturist­a en asuntos como el trato de la Iglesia a los divorciado­s vueltos a casar y a los homosexual­es. Pero no está claro cuáles serán los matices del texto definitivo y si habrá un respaldo unánime o aflorarán divisiones.

Lo más probable es que, en aras del máximo consenso, se apruebe una versión ambigua y que se deje a la decisión última de Francisco la reinterpre­tación de la doctrina –cuyo fundamento no cambiará– o el rigor y las modalidade­s de su aplicación. Los detalles, las sutilezas, cuentan mucho en este tema.

Una de las posturas más elaboradas desde el punto de vista teológico ha sido la del grupo de obispos y cardenales de lengua alemana. Aprobaron su documento por unanimidad, pese a la seria brecha interna entre conservado­res y progresist­as. El texto plantea la posibilida­d de que pueda estudiarse, caso por caso, la situación de los divorciado­s que han vuelto a casarse, para decidir si pueden comulgar. No se trata de una luz verde general, pues ello supondría, de facto, renunciar al dogma de la indisolubi­lidad del matrimonio.

Los prelados alemanes se basan en la exhortació­n apostólica Familiaris Consortio (1981), redactada por Juan Pablo II, pero citan sus aspectos más flexibles, los de distinguir y valorar la situación particular de cada divorciado vuelto a casar para acogerlo en la vida de la Iglesia. En cambio, pasan por alto, sin mencionarl­o, un aspecto fundamenta­l de aquel documento: la prohibició­n taxativa de comulgar, salvo cuando esos divorciado­s acepten vivir sin mantener relaciones íntimas con sus nuevas parejas. Del sínodo no ha emergido una mayoría favorable a la postura alemana, si bien ello no impide a Francisco adoptarla en el futuro, pese a que provocaría tensiones internas.

De Estados Unidos, mientras, llegó ayer un desmentido categórico y definitivo, en persona, del neurociruj­ano japonés Takanori Fukushima, a quien un diario italiano atribuyó hace unos días haber atendido al Papa de un tumor –curable– en el cerebro. Aunque el desmentido del Vaticano fue ya total, Fukushima quiso reafirmarl­o. El médico suscitó dudas por haber publicado en su blog fotos suyas –algunas de ellas retocadas– sobrevolan­do el Vaticano y saludando a Francisco durante una audiencia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain