Scioli cierra la campaña argentina prometiendo rebajar los impuestos
El candidato kirchnerista a la presidencia aspira a ganar en primera vuelta
Golpes de efecto. El kirchnerista Daniel Scioli quiere asegurarse la victoria en primera vuelta en las presidenciales de mañana y en la última jornada de la campaña, el jueves, echó mano a tres golpes de efecto finales, incluyendo un anuncio de rebaja impositiva. Objetivo: superar el 40% de los votos, umbral para esquivar la segunda vuelta, siempre que el conservador Mauricio Macri quede a diez puntos.
Los dos primeros golpes de efecto, aunque anunciados horas antes, fueron escenificados en el mitin final, celebrado en un Luna Park de Buenos Aires colmado de militantes, pancartas, banderas, bombos, ministros y gobernadores. Cualquier observador que haya asistido a un acto oficialista en estos doce años y medio de kirchnerismo notó inmediatamente, al entrar en el mítico estadio de boxeo porteño, que el peronismo más clásico volvía a dominar la iconografía.
Nada más claro que la ausencia de la presidenta Cristina Fernández para que Scioli dejara claro lo que ha reiterado durante la campaña, pese a ser un campeón de la ambigüedad: su Gobierno estará controlado por él y no por Fernández, que adelantó su viaje a su casa de la Patagonia, donde mañana votará.
En este sentido, Andrés Larroque, secretario general de La Cámpora, las juventudes kirchneristas, decía a La Vanguardia en la entrada del Luna Park que si gobierna Scioli el papel de su organización será “el mismo de siempre”. Larroque calificó a Scioli de “compañero” al que le une una “relación de fraternidad” y denunció “operaciones que han buscado dividir nuestro espacio en función de intereses inconfesables”. No obstante, La Cámpora, que ha colocado como funcionarios del Estado a cientos de militantes, ha sido el principal apoyo de Fernández y en múltiples ocasiones exteriorizó su rechazo a declaraciones o actos de Scioli, gobernador de Buenos Aires los últimos ocho años.
El golpe de efecto de mayor calado fue el anuncio de Scioli de bajar el impuesto sobre la renta, una de las principales reivindicaciones de los sindicatos. “Los trabajadores y jubilados que ganen menos de 30.000 pesos de sueldo de bolsillo (salario neto) no pagarán el impuesto a las ganancias”, exclamó Scioli entre gritos y bombos.
Ejemplifica cómo se ha encarecido la vida en Argentina, donde hay un 30% de inflación anual. Esos 30.000 pesos equivalen a más de 2.800 euros, al cambio oficial, sostenido ficticiamente por el Gobierno, ya que en el mercado negro con esos pesos apenas se pueden comprar 1.600 euros. Actualmente, todos los trabajadores que ganan más de 15.000 pesos pagan impuesto sobre la renta. Scioli propuso doblar ese mínimo, además de devolver el IVA –que es general del 21%– a todos los jubilados y beneficiarios de ayudas sociales. Con estas medidas, Scioli conseguiría, de entrada, apaciguar las reivindicaciones sindicales. Los sindicatos exigen la supresión del impuesto sobre los salarios, reclamo que llevó a las cuatro huelgas generales que afrontó Fernández. El segundo golpe de efecto de Scioli fue la presencia en el Luna Park de su amigo Ricardo Montaner, popular cantautor venezolano nacido en Argentina que compuso el Himno de la victoria, el jingle de la campaña, que cantó sobre el escenario. Montaner es un furibundo antichavista. Otro guiño de Scioli a quienes equiparan el Gobierno venezolano con el argentino.
Y mientras Macri cerraba su campaña con un mitin en Córdoba, Scioli aún tenía preparado un tercer golpe de efecto. Poco antes de la medianoche apareció por sorpresa en el plató de Showmatch. Se trata de la versión local de Bailando por un sueño, el programa más visto cada noche de la televisión argentina, que se emite por Canal 13, del grupo Clarín. Acompañado por su esposa, la exmodelo Karina Rabolini, el popular presentador Marcelo Tinelli les hizo de pie una corta y bondadosa entrevista, casi la mitad de la cual versó sobre lo trabajador que es Scioli. Ahora los argentinos ya saben que su probable futuro presidente se levanta a las seis y media de la mañana cada día, incluidos los fines de semana.