Violencia racista en Suecia
LAS investigaciones sobre el hombre que mató a dos personas en una escuela de Suecia han concluido que su actuación estuvo motivada por su odio hacia los inmigrantes. Este país, uno de los más avanzados de Europa en la acogida de refugiados, no ha podido escapar al clima creciente de racismo que se vive en Europa a medida que, paralelamente, aumenta la solidaridad hacia las oleadas de refugiados que llegan al continente.
Este mismo año Suecia tiene previsto recibir 190.000 refugiados y espera otros 170.000 en el 2016. Estas cifras son mucho más elevadas de las inicialmente esperadas y podrían desbordar las infraestructuras de asilo. Por ello la coalición de gobierno entre socialdemócratas y verdes acaba de adoptar un conjunto de medidas para endurecer las condiciones necesarias para conceder asilo en el país y expulsar más rápidamente a quienes no lo obtengan. Esto da una idea de la tensión que el problema de la inmigración está ocasionando en el país.
El autor del asesinato de dos personas a golpes de espada el pasado jueves en Trollhättan, ciudad del sudoeste del país, seleccionó a sus víctimas en función de su origen y del color de su piel. Según se ha comprobado, Anton Lundin-Pettersson, de 21 años, que fue reducido a tiros por la policía después de cometer sus crímenes, había demostrado en las redes sociales su inclinación por las posiciones de la extrema derecha contra la inmigración y su admiración por la figura de Hitler.
El suceso ha conmocionado a Suecia, cuya población se pregunta cómo ha podido ocurrir este atentado en su país, el primero de este tipo que se produce en toda su historia. Lo cierto es que este asesinato racista se ha producido después de una escalada de atentados en el país contra una quincena de centros de acogida de refugiados, que han sido incendiados intencionadamente. Ayer la policía ya detectó grupúsculos que han aplaudido el citado atentado de Trollhättan desde diversas partes del país. Nada indica, pues, que la escalada de violencia racista en Suecia vaya a disminuir y las autoridades del país temen nuevos atentados. La adopción de políticas de prevención se hace necesaria ante un fenómeno que no puede ser considerado como algo aislado.
En el conjunto de Europa el aumento de la violencia racista va parejo con el auge de los partidos xenófobos y Suecia no escapa a este fenómeno. En el país es creciente la popularidad de la extrema derecha mientras el partido más representativo de esta ideología es ya el tercer grupo en número de escaños en el Parlamento, una tendencia sumamente preocupante.