La ITV, ¿cosa de todos?
El asunto tiene sus servidumbres. Y como muestra, un botón. Un entrenador nacional de atletismo –y no lo olvidemos, el atletismo, y en particular el mundo de los fondistas, suele ser territorio de los humildes; quien tiene dinero acostumbra a optar por actividades menos sufridas– desgrana los gastos que se tragan sus corredores. Ser socio del club, 130 euros. La licencia federativa más barata, 74 euros. El acceso a las instalaciones, 150 euros al año. El material deportivo, otros 100. “Van más de 450 euros –dice–. Pero si encima ahora le clavas al menos otros 60 euros, que es lo que cuesta la dichosa prueba cardiovascular, pues entonces al atleta más le vale pasarse al golf o hacerse socio de un buen gimnasio donde le ofrezcan un jacuzzi y toallas limpias todos los días...”.
Vista así, la cosa se pone fea. Quien discrepa de este nuevo reglamento habla abiertamente. Dice que tanto coste va a acabar matando a la gallina de los huevos de oro. Que sangrar al deportista sólo puede ir en detrimento de las federaciones. Que, en realidad, son muy pocos los deportistas federados –y menos aún en el caso de los deportistas de elite– que acaban muriendo en una competición.
En parte, el hombre tiene razón. Pero la reflexión parece precipitada. Poca broma con dejarse los cuernos en una cancha de baloncesto, en un triatlón o sobre la tierra batida. Sin control, puede salir caro. Por eso, otros prefieren prevenir: la salud (y la seguridad) va por encima de todo. “¿Conoces a alguien que considere que la ITV es un sacacuartos? –dice–. Si tu coche es viejo, tiene que pasar la ITV. Es así por seguridad propia y por seguridad ajena, ¿no? Pues eso mismo ocurre en el caso de los controles físicos...”.
Ahora bien, no todo vale. Es decir, que aquí no caben dobles engaños. Si nos van a controlar el organismo, ese ejercicio exige unos criterios regulatorios. La ITV de los deportistas debe estar estandarizada. Quien se somete a ella debe tener claro qué se le exige. ¿Una prueba de fuerza máxima, o submáxima? ¿Un análisis cardiológico o de consumo de oxígeno? Y está el asunto del precio... Aquí no cabe ningún tipo de barra libre. El deportista debe saber cuánto vale la prueba, la haga donde la haga. No hay otra, si se quieren evitar tópicos. La estrategia del dedazo no debería llegar a todos los lados.