Su casa era el escenario
Danièle Delorme murió una semana después de haber celebrado sus 89 años, en su casa del centro histórico de París, cuya place Dauphine se había despoblado ya de vecinos artistas, y amigos como Simone Signoret o Yves Montand.
En el 2002 se había quedado viuda: murió el amor de su vida, el director Yves Robert, el de La guerra de los botones. Y hace dos años falleció su vecina, Rosy, la esposa a la que Robert dejó por ella, y que terminaría por ser su mejor amiga. Como en el cine. Como en el teatro.
Normal todo esto en la vida, ligeramente cinematográfica, de Gabrielle Danièle Marguerite Andrée Girard –su verdadero nombre–, hija del cartelista y pintor André Girard.
Danièle no se rebautizó para ser artista sino para huir. Tenía dieciséis años cuando su padre, creador de la red de Resistencia Carte, una de las más importantes del sur de Francia, perseguido por la Gestapo, huyó a Inglaterra. Refugiada en Cannes, estudia teatro con Jean Wall. Pero rápidamente debuta en cine, en 1942, dirigida por Marc Allegret, quien le firma un contrato por tres películas.
De vuelta en París, al terminar la guerra se perfecciona con Tania Balachova y René Simon y alterna cine y también teatro. Pero a pesar de los cincuenta y cinco filmes que interpretó, aseguraba que su casa era el escenario. De hecho, desde 1946 hasta 1994, cuando actúa por última vez, interpretará personajes de Aldous Huxley, Anouilh, Ibsen, Salacrou, Pirandello, Paul Claudel, Paul Valéry, Bernard Shaw, Camus, Ionesco, Cocteau.
En 1945 se casó con el actor Daniel Gelin y al año siguiente nació su hijo Xavier, luego actor, director y productor, fallecido de un cáncer en 1999. Poco después, Gigi, el personaje de Colette, la hacía popular. Su sonrisa, sus mohines, la convirtieron en sinónimo de parisina. Danièle Delorme creó también una galería de arte, en París, sólo para divulgar la obra de su padre. De tal palo: la hija del resistente sabía luchar por sus ideas. En septiembre de 1960, por ejemplo, la suya fue una de las firmas del Manifeste des 121, publicado en la revista VéritéLiberté y titulado “Declaración sobre el derecho a la insumisión en el caso de la guerra de Argelia”. “La causa del pueblo argelino, que contribuye de manera decisiva a minar el sistema colonial –proclamaba el texto– es la causa de todos los hombres libres”.
Para medir la trascendencia de aquella firma hay que recordar que por entonces la censura, implacable, ni siquiera toleraba la noción “guerra de Argelia”. (La radio sólo mencionaba “los acontecimientos de Argelia”. El término “guerra de Argelia” no será oficial hasta octubre de 1999, treinta y siete años después del final del conflicto).
En 1965, Danièle se divorció de Gelin. Dos años después, tras una serie de peripecias de novela, Yves Robert, tironeado entre dos amores, optaba por Danièle. “Pero había querido a Rosy, que a su vez lo amaba –contará Danièle, en un libro– y todo aquello sucedió entre escenas de celos, llanto y desesperación, como en un filme. Pero Rosy era una mujer maravillosa. Y yo fui siempre de frente. Terminamos buenos amigos. Y vecinos: ella nos prestó el dinero para comprar nuestro apartamento. Frente al suyo”.
Con Robert, Danièle no sólo será protagonista de varios filmes sino también aguerrida coproductora de media centena de películas. La última, en el 2012, tuvo carácter familiar: Comme des frères es la ópera prima de Hugo Gélin, su nieto.