LOS IDUS DE MARZO
1951 es el año de la “huelga de los tranvías” de Barcelona, uno de los escasos episodios que pudieron alterar al impasible dictador aguijoneando su gruesa piel. Ocurrió tras la entrada en vigor, con el inicio de año, de una subida de precios en el tranvía de la ciudad. A raíz de ello, ciudadanos anónimos se convocaron para quebrar un poco el sacrosanto ordeno y mando decretado por las autoridades de la dictadura y organizaron un boicot contra las nuevas tarifas. La protesta fue subiendo de tono, empezando a correr la voz de que habría una huelga que empezó el 1 de marzo. Octavillas ingenuas, adoquines contra los tranvías, petardos en las vías… fue la primera gran protesta contra el régimen que a buen seguro se arrepintió de haber ordenado la subida de 20 céntimos (de 0,50 a 0,70 céntimos el billete), que al final acabó desestimada, para zanjar el descontento por aquello que el gobernador de entonces trató de minimizar, llamándolo “el asunto de los tranvías”.
Por aquellas mismas fechas cercanas a los idus de marzo en Hollywood se vivía un ambiente mucho más relajado. La corrosiva película Eva al desnudo batía récords de nominaciones para los Oscar: catorce, una más que Lo que el viento se llevó, cifra de candidaturas que sólo lograría igualar cuatro décadas después Titanic . El desenlace de los premios no fue tan bueno como se prometía para la película protagonizada por una torrencial Bette Davis, aunque logró seis. Fue la de 1951 una ceremonia redonda en glamour, dominada por el famoso vestido de Marilyn Monroe, una nube de tul negro con la que, radiante, entregó estatuilla al mejor sonido para Eva al desnudo, película en la que ella misma contaba con un pequeño papel, una de sus primeras apariciones estelares. En España la mayor estrella estaba en los campos de fútbol: el húngaro Ladislao Kubala, que acababa de debutar en partido oficial frente al Sevilla tras pasar por el calvario de las protestas madridistas contra su fichaje. El pecado de Kubala había sido el de cruzar el telón de acero, huyendo de una vida difícil. Hoy Hungría sigue siendo país relacionado con migraciones forzosas, aunque sus dirigentes, con su inflexibilidad, parezcan tener mala memoria.