La Vanguardia (1ª edición)

Bond ficha a una fan de la ópera

- ALBA HUERGA Barcelona

La nacionalid­ad francesa está de moda entre los directores y selectores de casting. Nombres como Marion Cotillard o Vincent Cassel son algunos de los más cotizados en el mercado hollywoodi­ense. Pero un nuevo nombre despuntará a partir del próximo 6 de noviembre: el de la joven Léa Seydoux. La actriz francesa protagoniz­a la película número 24 de la histórica serie de James Bond junto a Daniel Craig.

Spectre puede ser el film más importante de la carrera de Seydoux, así lo fue para otras actrices 007 como Halle Berry, Denise Richard sola también francesa E va Green. Por eso, es sorprenden­te que, aun sabiendo la popularida­d del papel que interpreta, la actriz no se quiera reconocer como “una chica Bond”. Y es que la fama de que las actrices que interpreta­n este papel sólo han sido selecciona­das por su cara bonita, no le complace. Cuenta En la nueva película Léa Seydoux compartirá escenario con otra chica Bond: Monica Bellucci. El oscarizado Sam Mendes las eligió para protagoniz­ar la segunda entrega Bond que dirige para la revista on line Screen Rant que en esta película: “Nunca me he sentido como la chica Bond femme

fatale”. Y añade: “Al principió me sentí un poco nerviosa, porqué quizás no era lo suficiente guapa”.

Aunque muchos la consideren la nueva sex symbol francesa, la actriz confiesa ser una chica insegura. En el 2012 declaró a S Moda Magazine que siempre ha sido tímida, y aún lo es. Desfilar en la alfombra roja es uno de sus mayores miedos. De pequeña, contaba con la aprobación de la gente, pero siempre se sintió una chica “inadaptada”, la típica estudiante que “nunca hablaba con nadie en la escuela”. Y en ocasiones, ha confesado que su timidez roza el límite de la “enfermedad”.

En su adolescenc­ia, este carácter le hizo abandonar su sueño. La joven de Saint-Germain quería ser cantante de ópera, incluso estudió música en el Conservato­rio de París. Aún ama la música, pero los fatídicos nervios y la autoconcie­ncia de que quizá no tenía el suficiente talento la hicieron desistir en sus sueños de cantante. Y es que tras haber trabajado frente a las cámaras en más de 25 películas, la estrella de cine aún se sonroja o, a veces, se paraliza y su boca queda sellada cual buzón clausurado. Su timidez resulta irónica después de que miles de espectador­es hayan visto su cuerpo completame­nte desnudo bajo una cabellera azul en La vida de Adèle. El filme ganador de la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes 2009, contiene varias escenas explícitas de sexo lésbico junto a la actriz i compatriot­a Adèle Exarchopou­los. Ambas actrices afirman sobre la película, que podían pasarse diez horas rodando sin descanso hasta conseguir la toma más realista y la escena más natural. Ambas criticaron al director francotune­cino Abdellatif Kechiche por explotació­n laboral. Las actrices se sentían “auténticas prostituta­s”, aunque en parte gracias al cineasta, su actuación fue aplaudida por la crítica.

Durante esta representa­ción en la que Seydoux se transformó en una pintora lesbiana, las actuacione­s de su personaje y por supuesto, las escenas de sexo, le hicieron plantearse su sexualidad aunque no le dieron ninguna revelación. Parte de su éxito y su fama radica en que su vida amorosa es todo un misterio. La francesa tiene pareja y no es un famoso. Es un chico normal con el que incluso se ha planteado el matrimonio. Aunque su familia sea de tradición protestant­e, Seydoux no es una chica religiosa. Pero reconoce que haber encontrado el amor le ha hecho plantearse que quizá no es demasiado tarde para una unión civil ante los ojos de la ley. Y mientras sigue triunfando en la gran pantalla, la actriz de 30 años vive un romance con su novio fuera de ella.

Muchos dicen que la razón de su triunfo es sin duda un producto de sus conexiones con la industria del cine francés: su abuelo es el director de Pathé –que domina la industria del cine francés– y su tío es el presidente de Gaumont Film Company. Sus apellidos, Seydoux y Shlumberg, son para muchos parisinos la representa­ción de la aristocrac­ia francesa. Por eso, la actriz siempre ha reclamado que sus logros son solo mérito suyo y que su familia “nunca ha movido un dedo para ayudarme y yo nunca les he pedido nada”. Y es que muchos directores no vinculados a la élite del cine francés, la han selecciona­do para sus películas. En el 2012 fue Woody Allen para su película Medianoche en París. Cuatro años antes, la actriz ya había llamado la atención del mismísimo Tarantino, que la escogió para su película Malditos bastardos (2009) y del maestro de la ficción, Ridley Scott, que la llamó para Robin Hood (2010). Fueron sus primeros pinitos en Hollywood.

Puede que no sea por sus intensos ojos azules o su sonrisa pícara, pero a Seydoux le llueven los contratos. Este abril presentó en el 65.º Festival de Berlín la película Journal d’une femme de chambre y, además, anunció feliz su próxima participac­ión en la producción francocana­diense Es sólo el fin del mundo. Una adaptación teatral basada en

Juste la fin du monde del dramaturgo Jean-Luc Lagarce. La joven de Saint Germain es una actriz predilecta en el cine francés. Aunque quizás, después de su participac­ión protagónic­a en Spectre, pueda serlo también para la fábrica de estrellas, por supuesto, cruzando el charco rumbo a su sede: Hollywood.

LA ACTRIZ FRANCESA LÉA SEYDOUX PROTAGONIZ­A LA NUEVA PELÍCULA DE JAMES BOND. ‘SPECTRE’ SE ESTRENARÁ EL PRÓXIMO 6 DE NOVIEMBRE

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