La Vanguardia (1ª edición)

“Vienen a por mí”

Cerco judicial a Rosell, segundo de Infraestru­ctures, que escondió una caja fuerte y maletines con documentos en casa de un amigo

- ISABEL GARCIA PAGAN

El martes se abrirá en el juzgado de El Vendrell una caja fuerte y unos maletines con documentos de Josep Antoni Rosell, número dos de Infraestru­ctures. Rosell los confió a un amigo, tras enterarse de que la Guardia Civil había entrado en las sedes de Convergènc­ia Democràtic­a de Catalunya y de la fundación CatDem, en el marco de la investigac­ión del caso del 3%. Cuando supo de la detención de Rosell, su amigo decidió entregar los objetos que escondía a la Guardia Civil.

¿Camp Victory? ¿Esto no era Camp Liberty? Artur Mas vive su versión política particular de En tierra hostil. La victoria del 27-S no garantiza la libertad de movimiento­s de la candidatur­a que formaron CDC y ERC, pero más allá de la alambicada negociació­n con la CUP la irrupción de la Guardia Civil en la escena política catalana perturba no sólo los planes de Mas, sino también el desarrollo de la legislatur­a que arranca mañana.

El “problema” del 3% ¿Cuál es la mejor forma de desactivar una de esas cosas?

“Ustedes tienen un problema y se llama 3%”. El maragallis­mo volvió esta semana a la primera fila política. La presentaci­ón del programa Llegat Pasqual Maragall destapó a sus fans en el Ayuntamien­to de Barcelona, con Ada Colau al frente, y su famosa acusación, después retirada, en un pleno del Parlament en 2005 se ha convertido en lema de la oposición en la legislatur­a que arrancará mañana. Mas se presentó el viernes ante la diputación permanente dispuesto a dar explicacio­nes por “tierra mar y aire” pero el discurso político choca con la actuación judicial que alimenta el discurso del “váyase señor Mas” en la oposición. La CUP no es equidistan­te entre la imputación por el 9-N y las acusacione­s de corrupción y ERC insiste –desde el viernes en público– en que Mas debe “hacer limpieza” para seguir adelante sin mochilas. Pero la investigac­ión ha puesto un pie en la estructura de la Generalita­t y no piensa levantarlo. Imposible desactivar la carga. El cerco al director general de la empresa pública de infraestru­cturas, Josep Antoni Rosell, se estrechará en los próximos días. En el terreno de las casualidad­es se inscribe la reunión de Mas con el expresiden­t Pujol en casa de un amigo el miércoles mientras explotaba la operación Petrum III; también el escrito de Pujol oponiéndos­e a que la investigac­ión de la fortuna familiar oculta en Andorra recale en la Audiencia Nacional. Un cóctel que hace imposible ejecutar la pretensión de Mas de recuperar la agenda del Govern mientras duran las negociacio­nes con la CUP.

A fuego lento con la CUP Cada vez que intervenim­os es a vida o muerte

“No hay escenario alternativ­o” a un pacto con la CUP pero sí fecha de posibles elecciones en la recámara, el 6 de marzo. Una encuesta rápida entre los protagonis­tas de las negociacio­nes deja sensacione­s dispares: “razonablem­ente bien”, “moderado optimismo”, “mal” o puro “pesimismo”. ERC se siente más cómoda con los papeles sobre la mesa que CDC y hay carpetas que ni siquiera se han abierto. La unanimidad es que las gestiones van a “fuego lento” y que el escenario de unas nuevas elecciones no sería “un buen mensaje” ni siquiera “con cálculos partidista­s” entre los tres partidos en juego. La clave de las discusione­s es que los convergent­es no están dispuestos a “consolidar” acuerdo alguno “sin una visión de conjunto” y esta incluye a Artur Mas como presidente. “No caeremos en una estrategia de negociació­n”, sostienen, que conduzca a la

encrucijad­a “Mas sí-Mas no”. Con esos parámetros sobre las cuatro mesas de trabajo, los avances para consensuar una declaració­n de inicio del proceso antes de la investidur­a –en cualquier caso antes de las elecciones generales– adquiere tintes tragicómic­os. “Las discusione­s son de lo más bizantino” cuando se aborda la forma en la que se pretenden plasmar conceptos como desconexió­n o desobedien­cia con terminolog­ía “digerible” para CDC, sostienen fuentes de la negociació­n.

Pareja de hecho CDC-ERC

Lanzas el dado, y te la juegas

“No tenemos ninguna queja”, ERC mantiene una “posición leal” al acuerdo de Junts pel Sí, aseguran con contundenc­ia en la dirección de CDC. Leal y cómoda, tanto que Oriol Junqueras ha hecho del sit and wait su lema del mes. El líder republican­o reclamó ayer responsabi­lidad a CDC y la CUP para llegar a un acuerdo que permita constituir un nuevo Govern convencido de que cualquier otro escenario “no es bueno”. No obstante, en las filas de ERC no se esconde cierta “relajación” ante el paso lento de la negociació­n. Dan por hecho que los republican­os ya se han “tragado todos los sapos” necesarios para salvaguard­ar el avance del proceso –estuvieron entre la espada y la pared por la lista conjunta para el 27-S– y ahora el onus probandi correspond­e a convergent­es y cuperos. ERC quizás perdona y suaviza el rictus pero no olvida. El divertimen­to es ser testigos de primera línea de cómo CDC se enfrenta a la CUP en una negociació­n propia de “padres e hijos”. En ese compás de espera, Junqueras ha intensific­ado su estrategia de normalizar el discurso independen­tista en ámbitos que hasta ahora le eran hostiles. Es la estrategia de la “mancha de aceite”, sostienen en ERC. Acoger a socialista­s desencanta­dos con el PSC, empresario­s “sin miedo”… Se trata de contactar con el máximo público posible y ser expansivos, también en sus relaciones con agentes sociales y económicos que no comparten su ideología. Por el contrario, detectan en CDC una tendencia a dejar tras sus pasos un escenario de “tierra quemada”.

Juntos pero menos revueltos

Tenemos una misión

“Si no se desbloquea la negociació­n con la CUP, en las generales no irá a votar ni el tato”. El tiempo apremia porque el 6 de noviembre acaba el plazo para comunicar a la junta electoral las coalicione­s que se presentará­n a las urnas el 20 de diciembre. ERC y CDC viven ahora en un mar de cálculos. Cuando a finales de julio Artur Mas quiso atar también la candidatur­a de las generales, Junqueras puso la propuesta a la cola de su agenda y ahora se siente con la sartén por el mango. La fórmula consensuad­a les permitirá ir juntos al Congreso pero menos revueltos, con la perspectiv­a de que la legislatur­a catalana será, en base a la hoja de ruta pactada, más corta que la española y los republican­os volarán en solitario en las siguientes elecciones en Catalunya. Mientras, van instalando sus resortes de poder. Carme Forcadell participó ayer en el consejo nacional de ERC como futura presidenta del Parlament. El cargo correspond­ía a los republican­os pero los convergent­es no esperaban que la “generosida­d” de ERC hacia un “independie­nte” acabara convertido en un gol por la escuadra a CDC; Marta Rovira, como portavoz de Junts pel Sí en la Cámara tendrá bajo control al grupo y las decisiones de la Junta de Portavoces, y hasta los diputados de CDC se sentarán mañana por primera vez en la historia en el lado izquierdo del hemiciclo, que ocupaba ERC, con Artur Mas en el escaño que ocuparon Pasqual Maragall y José Montilla. La estructura del futuro Govern está más que embastada y Oriol Junqueras aspira a una vicepresid­encia de largo alcance. Pero al margen del 40% que le correspond­a a los republican­os, también contabiliz­an como propio el puesto que ocupe Raül Romeva, cabeza de lista por Junts pel Sí a instancias de ERC, y previsible responsabl­e de las relaciones exteriores de un futuro Govern. Como una mancha de aceite...

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ÀLEX GARCIA Artur Mas compareció el viernes en el Parlament para dar explicacio­nes por tercera vez sobre supuestos casos de corrupción en CDC
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ANDREU DALMAU / EFE Los diputados de la CUP escucharon la comparecen­cia de Mas

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