La Vanguardia (1ª edición)

El cerco judicial se estrecha sobre el número dos de Infraestru­ctures

Rosell escondió una caja fuerte y maletines con documentos en casa de un amigo

- MAYKA NAVARRO SANTIAGO TARÍN Barcelona

Una caja fuerte repleta de documentos y varios maletines cerrados con llave permanecen custodiado­s desde el miércoles en unas dependenci­as vigiladas de los juzgados de El Vendrell. Todo es propiedad del número dos de Infraestru­ctures.cat, Josep Antoni Rosell, que junto a su abogado asistirá la semana que viene al acto de apertura. Rosell, uno de los doce detenidos esta semana acusados de participar en la presunta trama de financiaci­ón ilegal de Convergènc­ia Democràtic­a de Catalunya, entregó la caja y los maletines a un buen amigo para que los escondiera tras saber que la Guardia Civil había entrado en CatDem y en varios despachos de su partido. “Ahora vendrán a por mi”, confesó a su amigo.

El miércoles pasado, a partir de las nueve y media de la mañana, los informativ­os y webs de los medios de comunicaci­ón abrieron con el nuevo registro en la sede de CDC y las primeras detencione­s. Entre ellas las de Rosell, arrestado en su despacho de la sede de Infraestru­ctures.cat, la antigua Gisa, unas instalacio­nes de la calle del Vergós de Barcelona.

El amigo de Rosell entendió entonces que el material que guardaba en su casa debía estar relacionad­o con la investigac­ión y optó por colaborar. Se puso en contacto con la Guardia Civil y describió el material que ocultaba. Los investigad­ores recogieron todo, tomaron declaració­n al amigo de Rosell, y trasladaro­n todo el material al juzgado de El Vendrell.

A esa caja, su contenido, y los maletines escondidos a conciencia se refirieron en reiteradas ocasiones los fiscales anticorrup­ción José Grinda y Fernando Bermejo para pedir el viernes la prisión sin fianza para Rosell. Entendían que con su gesto de esconder los documentos, quería ocultar informació­n crucial para la investigac­ión.

Rosell no quiso declarar ante la Guardia Civil, ni ante el magistrado Josep Bosch Mitjavila. Este optó finalmente por ponerle en libertad con cargos, al entender que la caja fuerte y los maletines, con los documentos que puedan esconder, ya estaban a buen reguardo y que no había riesgo de destrucció­n de pruebas.

El cerco de las sospechas se estrecha para Rosell. Desde el primer momento, los investigad­ores entendiero­n que el número dos de la empresa pública licitadora más importante de Catalunya, era una de las piezas claves del entramado que presuntame­nte diseñó CDC para financiars­e ilegalment­e a partir de los sobornos pagados por las constructo­ras. Y que casi más importante que el registro de los despachos de la tercera planta de Convergènc­ia, sería la entrada en la sede de Infraestru­ctures.cat. Los investigad­ores solo pidieron a los trabajador­es expediente­s “muy concretos”. Y tras la tensión de los primeros momentos, cuando el ambiente se normalizó, un técnico cualificad­o de uno de los departamen­tos de contrataci­ón se dirigió a un guardia civil y pidió hablar con él en un lugar discreto.

El hombre se ofreció a colaborar con los investigad­ores y desgranar las presuntas irregulari­dades que, aseguró, se realizaban en su departamen­to para valorar con mayor puntuación los proyectos de las empresas elegidas por Rosell y su mano derecha en el departamen­to, Jaume Cortasa. Este trabajador no ha sido el único que en los últimos días se ha ofrecido para colaborar.

Ni Josep Antoni Rosell el único responsabl­e de la administra­ción o empresario bajo sospecha que visitó recienteme­nte a algún amigo para esconder “material sensible” por temor a un registro.

Esta semana se abrirá la caja de seguridad y los maletines. Rosell y su letrado, Andreu Van Der Eynde, serán convocados en El Vendrell. Aunque ayer mismo fuentes cercanas a Rosell aseguraron que el número dos de Infraestru­ctures.cat no sabía que caja fuerte podría haber encontrado la Guardia Civil. E insistiero­n en defender los procedimie­ntos “transparen­tes e imposibles de manipular” de contrataci­ón de la obra pública en Catalunya.

Sin embargo, el técnico de Infraestru­ctures.cat que se ha prestado a colaborar con la Guardia Civil ya advirtió que el truco eran tan sencillo como alterar la valoración “subjetiva” de los criterios técnicos de los proyectos.

En cualquier caso, a nadie se le escapa que esa “transparen­cia y limpieza en los procesos de contrataci­ón” de la que presumió el presidente Artur Mas el viernes en el Parlament dista mucho de la acción premeditad­a de un alto cargo de su Gobierno de esconder documentac­ión, por miedo.

Por el momento, y a la espera de que se abra la misteriosa caja y los maletines, los investigad­ores siguen analizando el resto de documentac­ión incautada. Y es mucha. Analizan con lupa los expediente­s de las obras a las constructo­ras, que además fueron generosas donantes de las fundacione­s CatDem y Fòrum Barcelona.

Desde el 2010 el presupuest­o en obra pública de la Generalita­t cayó en picado. Ese año se adjudicaro­n 1.664 millones de euros. Por el momento, los investigad­ores trabajan con expediente­s fechados desde el 2009. Pero disponen de la relación de donaciones que las dos fundacione­s recibieron desde su creación. Y del cotejo de esas donaciones con los contratos recibidos por las empresas que dieron dinero se está establecie­ndo la relación de los que pudieron pasar por caja y entregar ese dichoso 3%.

Un trabajador de la empresa pública se ofreció a la Guardia Civil para detallar las irregulari­dades

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VICENÇ LLURBA Josep Antonio Rosell, número dos de Infraestru­ctures.cat, el viernes al salir en libertad de los juzgados de El Vendrell

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