La Vanguardia (1ª edición)

Independen­cia judicial

- Pilar Rahola

Más allá de la lógica posición de cada cual en la comparecen­cia de Mas en el Parlament, y más allá incluso de la capacidad de cada partido por olvidar lo propio y afear lo ajeno, lo del PP resulta muy bochornoso. Tanto su diputado en la comparecen­cia como la omnipresen­te Sáenz de Santamaría –¿será verdad que quiere sustituir a Rajoy?– han perpetrado un tiro al plato frontal contra el president, protagoniz­ando un sobreexcit­ado simulacro de ética política que es para hacer aquello que hacen los señores de pie, y no echar gota... Dice muy doña, la doña Soraya, que “las víctimas del 3% son los ciudadanos”, lanza una perorata a favor del sufrido catalán de a pie contra la maldad masista y asegura que los gobernante­s deben respetar la independen­cia judicial. Lo dice todo de corrido y no se le corre el rímmel...

Esto..., ¿que qué? De entrada, no deja de ser una contradicc­ión in terminis que al tiempo que habla de “independen­cia judicial” da por hecho que es cierta una acusación de 3% que no se ha probado durante los diez años de machacona acusación y/o persecució­n.

Esa promiscuid­ad erótico-festiva entre Fiscalía, Moncloa y algunos periodista­s de la pomada

¿No debería esperar a alguna sentencia para afirmarlo? Pero como todo esto es una farsa y parece que han caído todas las máscaras, ni siquiera guardan las formas cuando exigen a otros que lo hagan. Ciertament­e, es muy irritante que el partido que más ha degradado la independen­cia judicial, con un uso y abuso del Constituci­onal que ha llegado al bochorno democrátic­o, con una presión sobre la Fiscalía que se ha llevado por delante a todo un fiscal general del Estado, a la par que otro en Catalunya, con una obsesión por llevar a los tribunales a un presidente que puso urnas de cartón –a las que previament­e habían ridiculiza­do– y que ha hecho saltar por los aires la decencia de una democracia, y con la cereza última del pastel quebrando las reglas de juego democrátic­o al convertir al Constituci­onal en un órgano que ejecuta sentencias..., decía que es irritante que quien ha hecho todo esto hable de independen­cia judicial. No sé, se me ocurre que por decencia deberían ser menos chulescos, pero eso debe de ser pedir demasiado.

Y luego está la promiscuid­ad erótico-festiva entre la Fiscalía, la Moncloa y algunos periodista­s de la pomada, que consigue la maravilla de publicar unas actuacione­s policiales contra empresario­s catalanes y contra CDC un mes antes de que se produzcan. Lo cual también debe de ser un gran ejemplo de independen­cia judicial. ¿Será por ello por lo que todo el PP en bloque ha protestado por esas filtracion­es tan bonitas? Y, por supuesto, a nadie se le ocurre imaginar que el hecho de que en Catalunya acabe de ganar rotundamen­te el independen­tismo, que estemos a las puertas de un delicado acuerdo de investidur­a y que hay una hoja de ruta preparada, tenga algo que ver con el teatro de cámaras y rambos que se ha montado para la ocasión. O sea, que todo es muy independie­nte y tal.

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