Los fantasmas del Paral·lel
Visita al abandonado y centenario Arnau, único teatro superviviente de la belle époque
En la esquina de Nou de la Rambla con el Paral·lel está Raquel Meller (1888-1962), La violetera, la de verdad, no Sara Montiel. La escultura está tapada por la terraza del bar El Rincón del Artista, que impide leer la inscripción posterior: “Cómpreme usted este ramito pa’ lucirlo en el ojal”. Ese es casi el único recuerdo que Barcelona tributa a los protagonistas de la belle époque en una de las avenidas más noctámbulas y juerguistas del mundo. Ese y una modestísima placa de metacrilato en la cafetería Apolo, en memoria de “Carles Saldaña i Beut, Alady (1902-1968), músic genial i figura capdal del teatre i el music hall: el Paral·lel no t’oblida”.
El Paral·lel quizá no, pero Barcelona sí se ha olvidado. De él y de tantos otros artistas, escritores y hombres de teatro, como Josep Amich o Paco Madrid, que acuñó la expresión barrio chino para referirse al que entonces era el distrito V y hoy el Raval. O como Josep Santpere, el padre de “la fea más guapa del mundo”, como se titulaba una de las mejores comedias de su hija, Mary Santpere. Los Santpere, por cierto, tienen un monumento al final de la Rambla, pero no en su avenida.
Vecinos, intelectuales y plataformas como Som Paral·lel luchan contra la desmemoria institucional. Nada ilustra mejor este olvido que el lamentable estado del teatro Arnau, cerrado desde el 2004. “Yo nací en el Arnau (Raquel Meller)”, reza la placa de mármol que preside la platea. Salón Arnau, cine Arnau o Folies Bergère. El teatro ha tenido varias vidas y nombres. Y tanta historia como el Paral·lel, una avenida que se urbanizó en 1894, el mismo año en que nació una barraca de feria con el nombre de su primer dueño, el señor Arnau. Tuvo tanto éxito que doce años después se construyó un edificio de obra. Fue teatro de variedades y de music hall, auditorio, cine y plató de televisión. Sara Montiel presentó aquí Ven al Paralelo, que La 2 de TVE emitió en 1992.
Los últimos taquilleros o taquilleras fueron culés, como atestiguan los pósters del Barça. que compiten en este reducido espacio con las fotos de artistas y espectáculos de la época: los Hermanos Calatrava (Humor a primera vista ), Marianico el Corto (Los reclutas piden guerra ) y Esperanza Roy (Esta noche no estoy para nadie). El teatro cerró sus puertas hace once años y estuvo a punto de convertirse en un templo de la Iglesia Evangélica China, pero el Ayuntamiento de Jordi Hereu lo compró por dos millones de euros en el 2011. ¿Por qué y para qué? Nadie lo sabe.
El Arnau languidece desde entonces, para desesperación de los vecinos, que creen que este sería una sede ideal para un museo so-
El polvo, la desolación y una inscripción dan la bienvenida: “Yo nací aquí (Raquel Meller)” La taquilla aún atesora programas de los Hermanos Calatrava y Marianico el Corto