Casa de sedas y oficios
La Casa dels Velers, uno de los 190 edificios que pueden visitarse hoy en una nueva edición del Open House, se salvó del derribo en 1919
Menos mal que el arquitecto Jeroni Martorell sabía moverse en Madrid y consiguió que se dictase la Real Orden de 2 de junio de 1919 que declaraba monumento arquitectónico la sede del Col·legi d’Art Major de la Seda. El edificio del Gremi de Velers o Casa de la Seda (que data de 1758) se salvó con aquella orden de un derribo propiciado, entre otros, por el Orfeó Català, que quería mejores vistas del Palau de la Música, acabado de construir pocos años antes (1908) en paralelo a la apertura de la Via Laietana (concluida en 1913). Esas cuatro plantas con esquina a la nueva vía que había cortado la Ciutat Vella tapaban el impresionante palacio.
Aquel episodio que salvó el edificio de Joan Garrido i Bertran para el Gremi de Velers es uno de los descubrimientos que Núria, voluntaria del 48H Open House BCN, va desgranando a los grupos de 25 personas que aprovechan la doble jornada de puertas abiertas en edificios de interés notable. Antes, ya en la entrada, ha aclarado que “los velers eran los fabricantes de velos de seda”, no los de velas de barco, como creen muchos.
La Casa de la Seda es uno de los 190 edificios que hoy domingo también podrán visitarse con el único requisito de hacer cola. El día de puertas abiertas es el día de las colas. En este caso, antes de abrir puertas, unas cien personas esperaban y podían entretenerse con los esgrafiados (anónimos) de las fachadas, que pasan por ser los mejores de Barcelona. O la escultura de la Mare de Déu dels Àngels (patrona de los sederos) que distingue la esquina.
Hay visitantes, como Xavier, que antes de la entrada ha ojeado en internet sobre la casa. Los hay, como su esposa Lourdes (“prefiero que me sorprendan”), que se documentaran a posteriori, si se ha despertado el interés...
Lo que no sorprende es que haya seda. Seda en el tapizado de las butacas, seda en los tapices de las paredes... incluso dos telares en miniatura, diríase en buen uso. Acaso sorprenden cinco angelotes barrocos y llorones en la pared del vestíbulo. ¿Qué hacen ahí? Núria explica que formaban parte del paso de la Santa Espina de Semana Santa que está en una hornacina del salón noble, “pero los angelotes no cabían”.
Los muebles llaman la atención. Una mujer dice sobre la mesa del despacho de dirección: “La pondría en casa”. Y un buen coleccionista pagaría a gusto por el armario de la cofradía de maestros veleros de 1683. Como se pagaría a gusto por el detallado “árbol de los gremios”, un dibujo de Joan Vila Pujol, d’Ivori (18901094), padre de Francesc Vila,
Cesc, también dibujante, más conocido por las generaciones actuales.
Todos los visitantes se paran ante el árbol de los gremios, pero no hay tiempo para admirar los dibujos y tomar nota de tanto oficio (suerte que los teléfonos fotografían): tapicers, hortolans, bastaixos, picapedrers, brodadors, mestres d’obra negra, candelers, pescadors, corders, rajolers, manguiters, velers... más de cien.
No hay tiempo, el recorrido dura un cuarto de hora. No sólo porque hay que dejar paso a otros grupos; es que la visita se limita a la planta noble, porque los pisos superiores son de uso privado, alquilados a firmas profesionales. Como se alquilaron en su día los bajos que antes eran espacios abiertos bajo arcadas, donde hoy hay una farmacia y un establecimiento de artesanía. La visita corta tiene ventajas: “Así da tiempo a ir a ver otro edificio, o la domus romana de la calle Avinyó”, dicen unos. O “a la universidad, a ver si hay menos cola; y mañana, a edificios del Poblenou”, como añaden Lourdes y Xavier.
(El festival 48H Open House BCN abre este fin de semana 190 inmuebles en Barcelona, Santa Coloma de Gramenet, Vilassar de Dalt y Sant Joan Despí. La lista, mapas y horarios de visita gratuita se pueden consultar en www.openhouseworldwie.org).
Las colas se hacen inevitables los días de puertas abiertas en edificios de interés artístico e histórico