El Messi del rugby
Con talento y visión del juego, Juan Martín Hernández es el cerebro de los ‘Pumas’
Nada fastidia tanto a Juan Martín Hernández como que se le llame “el Maradona del rugby” porque –dice humildemente– “la comparación es una injusticia para Maradona”. Prefiere sencillamente el mago ,el apodo por el que se le conoce en el mundo del rugby argentino, un homenaje a su visión del juego, a su talento y a su capacidad para sacarse de la manga pases increíbles como si fueran conejos de una chistera.
A los 33 años, ya no juega de medio apertura sino de centro interior, una adaptación a la que se resistió inicialmente, pero está dando dividendos en el campeonato del mundo. Los Pumas ya no se conforman con repetir el tercer puesto del 2011 en Nueva Zelanda y aspiran a derrotar hoy a Australia y llegar por primera vez en la historia a la final. Las superpotencias del hemisferio sur no les intimidan, porque están acostumbrados a jugar contra ellas y han adoptado su estilo abierto, de ataque y juego por las bandas, multidimensional.
La Argentina de hoy en día no tiene nada que ver incluso con la de hace cuatro años. Ya no depende de la magnífica técnica de su melé, que aún conserva, sino que tiene pegada y es uno de los equipos que más ensayos ha anotado en lo que va de torneo. No les asusta entrar en un intercambio de golpes, porque Nicolás Sánchez sabe distribuir juego a partir de los agrupamientos de una manera variada y sutil, con precisión y velocidad. Y Juan Imhoff, Santiago Cordero y Joaquín Tuculet son tres zagueros excepcionales.
Muchos factores han contribuido a la transmutación argentina. La contratación como asesor del veterano entrenador neozelandés Graham Henry, que inmediatamente vio las limitaciones del equipo y sentenció: “El problema, chicos, es que no anotáis suficientes ensayos. Vamos a corregirlo, pero no al estilo de los All Blacks sino al estilo de los Pu- mas”. Así se produjo el envío de juveniles y sub-21 a Bloemfentein, Stellenbosch y otras ciudades sudafricanas en programas de intercambio para que aprendieran una manera diferente de interpretar el rugby, la llegada de sus estrellas más rutilantes a las ligas inglesa, francesa y celta (el número uno Marcelo Ayerza a los Tigres de Leicester, el centro o apertura Marcelo Bosch a los Saracens ,el hooker Agustín Creevy a Worcester…) y, sobre todo, la incorporación a la Rugby Championship , el cuatro naciones del hemisferio sur. A partir de febrero, Argentina contará con un equipo, los Jaguares, en el Super 18, el campeonato austral.
La reputación del rugby argentino ha subido como la espuma, tanto es así que Mario Ledesma, que fue 84 veces internacional, forma parte desde principios de año del equipo técnico de Australia como responsable de la melé y en pocos meses no sólo se ha ganado el cariño y respeto de los Wallabies, sino que ha mejorado ostensiblemente su ruck. “No es sólo una cuestión de técnica sino de corazón –dice–. La clave es que los ocho jugadores vayan a una y todos aprieten, no sólo la primera línea”. Para asegurarse de que ello es así, no duda en meterse en el túnel, entre las piernas de los jugadores, como si fuera un mecánico destripando un coche.
Ledesma se ha pasado semanas rezando para que los Pumas no se enfrentaran a los Wallabies, pero sus oraciones no han sido atendidas y hoy se encuentra en la incómoda posición de tener que aconsejar a los australianos sobre la mejor manera de neutralizar la melé argentina, que conoce al dedillo. Es lógico que tenga el corazón dividido. Pero el seleccionador australiano, Michael Cheika, le ha dado permiso, como premio asu traición, para cantar el himno argentino.
Pero a la hora de la verdad todo dependerá de los jugadores, no de los técnicos. Del mago Hernández, por ejemplo, que no quiere ser llamado el Maradona del rugby. Mejor el Messi del rugby.
EL ‘MAGO’ A los 33 años, Hernández se ha reconvertido de medio apertura en centro interior, donde es igual de efectivo
‘PUMAS’ Y ‘JAGUARES’ A partir de febrero, un club profesional argentino competirá en el Super 18, la liga del hemisferio sur