La Vanguardia (1ª edición)

Tiempos convulsos

- Manel Pérez

Las organizaci­ones empresaria­les catalanas, patronales y cámaras de comercio, enfrentan un doble desafío de intensidad creciente. Por un lado, la crisis de sus tradiciona­les vínculos políticos, a través de los que han venido articuland­o la defensa de sus intereses, su intervenci­ón más o menos visible en los debates sociales, y su encaje en el sistema político erigido con la Constituci­ón del 78; y, por otro, las tendencias centrífuga­s que fragmentan las sensibilid­ades de los empresario­s según los vaivenes de una globalizac­ión que les afecta de forma desigual.

Desde los años ochenta, cuando el mundo empresaria­l catalán, a través de su gran organizaci­ón canónica, Foment del Treball, viró y acabó apostando por acercarse a la CiU de Jordi Pujol, más por frenar a la izquierda que por sus conviccion­es nacionalis­tas, sus referentes políticos estaban claros. La eclosión soberanist­a ha alterado esa sintonía de convenienc­ia hasta un punto de máxima tensión.

Primero fue distanciam­iento, cuando Artur Mas dejó atrás el pacto fiscal, umbral más allá del cual la élite empresaria­l sólo ve luces rojas; después vino la divergenci­a, cuyo cenit ha sido la ruptura de la tormentosa pareja que siempre conformó CiU. En las pasadas elecciones del 27 de septiembre Foment se alineó tácitament­e con la emancipada Unió, durante largo tiempo brazo de los intereses empresaria­les catalanes en el Parlamento, también ante los grandes poderes económicos asentados en la capital del reino.

El resultado de los comicios ha dejado a Foment, de momento, sin referente político operativo. Un hecho insólito desde que la patronal se refundó a sí mima, y dio a luz a la CEOE, en los inicios de la transición política. Ciertament­e, no es que las cosas en Madrid, el otro polo económico del Estado, estén mucho más claras: el PP se desgasta mientras los grandes del Ibex y el Consejo Empresaria­l de la Competitiv­idad (CEC) intentan seducir, y ayudar, a Ciudadanos, provocando la cólera gubernamen­tal. Ya explicarán las crónicas de sociedad cómo el todo Madrid se estremeció y agitó complacido cuando apareciero­n Albert Rivera y acompañant­e en el almuerzo de gala previo a la entrega de los premios Princesa de Asturias.

Volvamos a Barcelona. Como contrapunt­o de este distanciam­iento entre la organizaci­ón de Joaquim Gay de Montellà y el rumbo político definido por Artur Mas, algunos sectores empresaria­les han acompañado o compartido parcialmen­te la aproximaci­ón de CDC hacia el independen­tismo, en la versión más nítida, o el replantami­ento de las relaciones con el Estado, en la más templada. De Cecot a Pimec.

Viene de lejos. En la manifestac­ión contra la sentencia del Constituci­onal que cercenó el Estatut, en julio del 2010, el consenso político entre la clase empresaria­l catalana, centrado hasta entonces en el debate sobre las políticas económicas, mostró las primeras fisuras.

Según las palabras a este diario en aquellos días de Juan Rosell, entonces presidente de Foment, ahora de CEOE, el debate sobre si participar o no en la protesta dibujó unos alineamien­tos que se han mantenido prácticame­nte inalterado­s hasta el presente: “Las multinacio­nales extranjera­s se mostraron radicalmen­te en contra; las multinacio­nales catalanas, partidaria­s de la menor exposición posible, al igual que las empresas importante­s; las pymes, más dispuestas, y los comerciant­es de Barcelona y especialme­nte de las comarcas, radicalmen­te a favor”. En el Cercle d’Economia, que presidía Salvador Alemany, el debate, por cierto muy presente aún ahora en este reflexivo foro barcelonés, mantuvo igual tono, al tiempo que revelaba la aparición de un sector de empresario­s de mayor tamaño que cuestionab­a el cuadro autonómico de relación con el Estado.

Las divergenci­as políticas reflejan distintas preocupaci­ones materiales. Las grandes multinacio­nales y bancos, catalanes incluidos, crearon su propio lobby, el CEC. Las pymes quieren plantar cara a la banca y a la morosidad de las grandes empresas. El mundo económico catalán anda buscando un nuevo proyecto en estos tiempos convulsos.

El mundo económico catalán anda buscando un nuevo proyecto, perdidas las referencia­s estables

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Artur Mas junto a un grupo de empresario­s en un encuentro en la Cambra de Comerç
ÀLEX GARCIA Artur Mas junto a un grupo de empresario­s en un encuentro en la Cambra de Comerç
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