España se somete a partir de hoy a 50 días de exigente chequeo político
Mariano Rajoy convocará las elecciones generales de diciembre y pondrá fin a una legislatura marcada por la crisis económica
Final y principio de etapa en la política española. Hoy, con la prevista disolución de las Cámaras y la convocatoria de generales para el 20-D, España se aboca a otro combate electoral, en el que el PP, pese a su pérdida de fuelle en locales y autonómicas, tratará de mantener el gobierno frente al PSOE, su tradicional rival, y resistir al auge de Ciudadanos.
Concluye hoy una de las más dolorosas legislaturas de la España democrática. Como consecuencia de la mayor crisis financiera internacional desde 1929, el segundo país más potente del sur de Europa se ha visto abocado a un cuadro de estrés desconocido desde el final del franquismo.
Cuatro son las crisis que tienen a España convaleciente. Una crisis económica profunda, sin formato paréntesis, que ha ulcerado las desigualdades sociales, humillando a los más jóvenes. La crisis de confianza en los partidos políticos, tras una sangrante acumulación de casos de corrupción, aflorados como consecuencia de las acusaciones mutuas –fatiga del sistema– y el trabajo de jueces y fiscales. Un amago de crisis institucional que tuvo su cenit con la abdicación del rey Juan Carlos en junio del 2014, que hoy puede darse por cerrada tras la rápida consolidación de Felipe VI con un discurso atento a la brecha generacional que se ha abierto en el país. Y finalmente, la crisis de Catalunya, que contiene en su interior elementos de las demás crisis, recombinados en un cuadro nacional propio, cuya latencia viene condicionando la historia política de España desde hace más de cien años.
Dura convalecencia económica, irritación con la fábrica de la política y el independentismo rozando el 50% en Catalunya. Esos son los tres círculos concéntricos que envuelven las elecciones del día 20 de diciembre, que hoy serán formalmente convocadas por el presidente Mariano Rajoy Brey, previa firma de la disolución del Congreso y el Senado.
En el momento de mayor erupción de la crisis, bajo el gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero, el economista Luis de Guindos fue invitado a desayunar en la redacción de La Vanguardia en Madrid para que ofreciese su diagnóstico de la situación. Sin el peso de la púrpura, Guindos dijo lo siguiente: “Esta crisis se llevará por delante al actual gobierno y puede que al que venga después”. Al cabo de unos meses era nombrado ministro de Economía del gabinete Rajoy.
¿Conseguirá el Partido Popular desmentir el pronóstico de unos de sus mejores analistas económicos? ¿Conseguirá que los es- pasmos de las tres crisis acumuladas no le tumben también a él? Ese es el gran reto al que se enfrenta Rajoy en los próximos cincuenta y cuatro días. Estrategia electoral: : convencer a los españoles que la continuidad del partido gobernante es la mejor garantía de futuro, pese a los escándalos que le afectan, el más hiriente de todos, la bajada a los infiernos de Rodrigo Rato.
Aun teniendo en cuenta la grave pérdida de posiciones en las elecciones locales y regionales de mayo, el PP sigue siendo una máquina política potente y perfectamente adaptada al combate electoral en circunscripciones provinciales. Es el Partido Alfa.
La popularidad de Rajoy es la más baja que un presidente español registra en democracia (ver la página siguiente), pero el partido gubernamental tiene mucha cilindrada. Con notable influencia sobre la población de mayor edad y verdaderamente rocoso en las ciudades medias y pequeñas de buena parte del país, no es fácil que el PP baje de un suelo de siete millones de electores. Puede ser el partido más votado, pero por debajo de los 130 diputados la investidura de Rajoy estaría en zona de alto riesgo. A la máquina unificadora del centro y la derecha, puesta a punto por José María Aznar en los años noventa, le ha salido un voraz competidor.
Ese competidor no es el PSOE. Todavía lastrado por la amarga experiencia de la segunda legislatura de Zapatero, el Partido Socialista no logra capitalizar el desgaste del Gobierno. Algo se ha roto en su base electoral, pese a los esfuerzos de Pedro Sánchez para encarnar un liderazgo joven y autónomo. Sánchez tiene buena imagen y la cuida con esmero, pero la marca socialista sigue dañada. La corriente social más activa y más deseosa de cambios tiene menos de 45 años y parece haberse dotado de sus propios instrumentos políticos. Los nuevos partidos. Un nuevo partido liberal-centrista. Una nueva ala izquierda, marxista-televisiva.
Hace ahora un año, Podemos capitalizaba el malestar social y parecía aglutinar los deseos de cambio. Después de un excelente resultado de sus plataformas municipales en las elecciones locales de mayo, Podemos tiene ahora problemas para mantenerse por encima del 15% en las encuestas. El partido fundado por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero ha renovado el lenguaje de la crítica social, pero también ha sido víctima de sus mitos. Grecia ha dejado de ser bandera. El realismo de Syriza, después de ver cómo se derretía la cera de las alas de Ícaro-Tsipras, ha averiado el discurso contestatario. Iglesias ya no es el jabato televisivo de 2014, puesto que la televisión también devora partisanos. Cabe la posibilidad de un repunte de Podemos, en la medida que el PSOE se va a sentir amenazado por el centro.
Propulsado por su excelente resultado electoral en Catalunya, a cincuenta días de las elecciones, el momentum parecer ser el de Ciudadanos. Mimado por importantes medios de comunicación y con recursos materiales suficientes para afrontar una campaña electoral de alto voltaje, Albert Rivera parece atraer como un imán a los jóvenes electores de centro derecha y, atención, puede esté abriendo también un butrón en el electorado socialista que quiere reformismo, novedades y pie en pared ante el nuevo Parlament de Catalunya.
Rajoy ha sufrido un severo desgaste, pero el PP es una máquina electoral potente El PSOE no logra coagular todo el deseo de cambio y C’s no sólo resta votos al PP El ‘momentum’ es de Ciudadanos, con Podemos intentando superar el bache griego
Ciudadanos atrae hoy muchas miradas. Sólo podrá superar los 30 escaños escalando la segunda posición en diversas provincias, en detrimento del PSOE. Atención a esa inédita pelea, ya vaticinada por el 27-S catalán. El soberanismo catalán –unido o por separado–, más el PNV y sus amigos navarros pueden poner 30 diputados sobre el incierto tablero de Navidad.