La Vanguardia (1ª edición)

El Barça derrota al Eibar (3-1) y exige libertad de expresión

En una jornada reivindica­tiva Luis Suárez levanta al Barça con un triplete

- Barcelona JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

De cara a barraca contra la UEFA por las estelades y de cara a barraca contra el Eibar para seguir empatado con el Madrid en la Liga. Reivindica­ción fuera del campo y sobre el césped a favor de la libertad de expresión y reivindica­ción dentro del terreno de juego de una figura que el Barça no tenía hasta que hace un año debutara Luis Suárez, un delantero centro al uso, un nueve de los de toda la vida. Un ariete que cogió su fusil para levantar a un Barcelona de mínimos y para meter tres goles que habría que enseñar a los niños que quieran hacer del arte de marcar su profesión. Tres acciones que nacieron en Neymar y que culminó el uruguayo en modo animal. Cuando está así es imparable y el conjunto de Luis Enrique se agarró a su puntería para sumar otra victoria con apuros y accidentad­a.

No sólo porque pegó primero el contrario, sino porque el equipo terminó con diez por roja directa por protestar a Mascherano. Ojo con los partidos que le puedan caer porque antes del Bernabeu sólo están los compromiso­s ligueros en Getafe y contra el Villarreal. Tiene pinta de que se perderá el clásico.

Que el Barça sufre muchas bajas, vale. Que intenta sobrevivir con pocos efectivos, cierto. Que el banquillo de suplentes cada vez da más miedo, verdad. Argumentos para llorar, los que quieras y además sin recuperar todavía al añorado Iniesta. Pero todo ello no es excusa que pueda justificar un arranque tan soso como el que protagoniz­ó el conjunto de Luis Enrique. No puede ser que casi todos los equipos se le suban a las barbas. No puede ser que la portería del Barça se haya convertido en un badulaque abierto, mañana, tarde y noche. Allí se pueden comprar goles a todas horas. Sin embargo, ayer en un Camp Nou paciente con sus futbolista­s, lo peor fue que el Eibar se adelantó en el marcador con justicia. Lo hizo tras una pérdida de balón estúpida de Bartra. Ya había superado a un contrario y se quiso adornar rebasando a otro. Malísima elección. La pelota llegó a los dominios de Verdi, que habilitó a Keko. Su remate lo desvió Bravo, que no pudo hacer nada ante el segundo chut, esta vez de Borja Bastón, en plena vena de aciertos.

Por tercera ocasión consecutiv­a en el Estadi el Barça empezaba por detrás. Pese a los esfuerzos por multiplica­rse de Busquets, la sala de máquinas blaugrana era como un AVE averiado en hora punta. No había fluidez y las miradas se giraban hacia Neymar, en busca de un mesías. El brasileño alumbró una jugada y Suárez igualó el marcador tras un centro de Sandro, que estaba en fuera de juego. El tanto del empate no agitó el juego barcelonis­ta, otoñal, adecuado para un día de cambio de hora en el que apetecía estar en el sofá con una mantita. Claro que para siesta la que se estaba echando el Barcelona, con Alves jugando a mago del suspense y perdiendo otra pelota peligrosa. Ahí emergió Bartra, pues rescató al equipo sobre la línea de gol.

Aún restaba mucho tiempo para salvar los muebles, ya que los atracones de fútbol quedan para más adelante, para cuando Messi cambie el traje por el calzón corto. Mientras, a ir atando triunfos de

HÉROES HABITUALES Una vez más se adelantó el contrario y tuvo que aparecer al rescate la conexión Neymar-Suárez POLÉMICA ARBITRAL El colegiado perdonó la dureza del Eibar y expulsó a Mascherano, lo que encendió al público

manera pragmática con la chispa de Neymar, que cuando se enciende ilumina al conjunto, y las balas del pistolero Suárez. El brasileño y el charrúa se asociaron para poner en ventaja al Barça. Desequilib­ró el once, con mucha libertad de movimiento­s, y machacó el nueve con un control brutal y un remate inapelable. Sin vuelta de hoja. Sin bromas. El Barcelona ya mandaba…cuando sólo había chutado dos veces entre palos en el minuto 48. Máxima eficacia.

A favor de obra tampoco llegó el tarro de las esencias. Acciones aisladas, patadas sobre Neymar, que hizo unos cuantos amigos entre los defensas del Eibar, una internada de Mathieu por la banda celebrada de forma supina por la grada, y que el partido fuera pasando. Por si faltaba algo, el colegiado se apuntaba a la fiesta de los desatinos perdonando tarjetas a los defensas del Eibar y expulsando a Mascherano. Suerte que justo después Suárez sentenció con otra maniobra para el museo de los delanteros centro. Menos mal que el Barça recuperó la figura del ariete. Bendito tesoro aunque el público ni perdona ni olvida y acabó cantando al árbitro “qué malo eres”.

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El delantero uruguayo Luis Suárez celebra uno de los tres goles que marcó ayer ante el Eibar en el Camp Nou
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JORDI PLAY
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JORDI PLAY

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