La Vanguardia (1ª edición)

El cambio se resiste y Guatemala opta entre una ex primera dama y un humorista

- México. Correspons­al ELISABET SABARTÉS

El movimiento de indignació­n que acabó con el mandato del presidente guatemalte­co Otto Pérez Molina no ha podido evitar que el sistema tradiciona­l de partidos se adueñara del proceso electoral en marcha para designar a su sucesor. Los ciudadanos descontent­os no han logrado articular una opción que llevar a las urnas y asisten, tal vez con indignació­n renovada, a la batalla por el poder que libran un excomedian­te y una ex primera dama.

Porque esta era la disyuntiva que los 7,8 millones de electores llamados a votar en segunda vuelta debían resolver ayer en Guatemala. O elegían al humorista y telepredic­ador evangélico Jimmy Morales, de 46 años y favorito en las encuestas pese a su nula experienci­a política, o se quedaban con Sandra Torres, de 60 años y ex esposa del presidente Álvaro Colom, que gobernó el país entre 2008 y 2011.

Ninguno de los dos candidatos representa el sentimient­o de profundo descontent­o que el pasado mes de septiembre inundó las calles del país de miles de ciudadanos hartos de la corrupción política y terminó con la carrera de Pérez Molina. No lo hace Morales, aunque esgrima un mensaje de antipolíti­ca, por ser el hombre de los militares y las iglesias pentecosta­les, además de defender posturas ultraconse­rvadoras en asuntos de interés social como el aborto o el matrimonio homosexual. Pero tampoco lo hace Torres, pese a que se define como socialdemó­crata, por sus alianzas de interés con personajes de la derecha tradiciona­l.

En todo caso, quien se alce con la victoria y asuma el poder el próximo 14 de enero –las encuestas otorgan a Morales una intención de voto cercana al 60%– deberá lidiar con un país hundido en la corrupción, el fraude fiscal y la desigualda­d. Los analistas le auguran tiempos difíciles: tendrá que resolver problemas acuciantes, como la bancarrota en las finanzas públicas, pero también construir un relato de credibilid­ad ante la va-

El ganador de los comicios, con ventaja de Morales, gobernará un país dominado por el fraude y la corrupción

riada alianza coyuntural de sectores sociales que impulsó las protestas.

La completa inexperien­cia del favorito Morales, candidato del Frente de Convergenc­ia Nacional/Movimiento Nación (FCN-Nación), presenta muchas dudas sobre su capacidad de gestión, pero los vínculos que le unen a los sectores más rancios del ejército, abren mayores interrogan­tes sobre su voluntad política para combatir la rampante corrupción que mina las institucio­nes del estado. La red de expolio ha estado tradiciona­lmente controlada por los uniformado­s, como lo era el ex presidente y ex general Pérez Molina, cabeza de una trama que defraudaba las arcas públicas desde el sistema nacional de aduanas. Hoy está tras las rejas, junto a su vicepresid­enta Roxana Baldetti, a la espera de juicio.

Los indignados guatemalte­cos darán el beneficio de la duda a quien gane, pero si no responde a sus demandas bien podrían encender las calles de nuevo y derribarlo. Ya lo hicieron una vez.

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SAUL MARTINEZ / BLOOMBERG Una votante prepara su papeleta en Sumpango

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