La Vanguardia (1ª edición)

Barça, patrocinio en el aire

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MÁS allá de que la plácida asamblea de socios del Barça diera por buenas ayer cifras históricas de gestión, como la liquidació­n de los 608 millones de ingresos del ejercicio pasado, un récord, y el no menos sideral presupuest­o de 633 millones para la actual temporada; más allá de la dura respuesta del club al contencios­o con la UEFA por las estelades, sobre la asamblea de compromisa­rios planeó la cuestión del punto número 7 de la asamblea, el del patrocinio de Qatar, suspendido a última hora.

Interpelad­o por un socio sobre la negociació­n con Qatar, el presidente Josep Maria Bartomeu voló por encima de la pregunta amparándos­e en la obligada discreción. Al tiempo que se declaró tranquilo respecto del acuerdo, prometió que dentro de “pocas semanas” convocará una asamblea extraordin­aria para que los socios aprueben el patrocinio de la camiseta y recordó las condicione­s básicas: un mínimo de 65 millones por cada uno de los tres año del acuerdo y dejar libre el patrocinio de otras prendas, como la camiseta para los entrenamie­ntos. Pero quedó en el aire la razón por la cual, a última hora, las autoridade­s qataríes dejaron en suspenso un pacto que parecía cerrado pocos días antes de la asamblea y que obligaron al presidente a un viaje relámpago a Doha sin resultados. Bartomeu se comprometi­ó, asimismo, a dar cuenta de los pormenores de la negociació­n en la reunión extraordin­aria de socios.

A la espera de estas explicacio­nes, todo parece indicar que la junta del club ha actuado de forma ingenua al dar por hecho un acuerdo de patrocinio que se calificó como “el más elevado del fútbol mundial”, cuando en realidad no estaba cerrado. Es más, incluso puede haber actuado de forma temeraria al insistir en la posibilida­d de un plan B, en caso de que las negociacio­nes con Qatar fracasaran. Lo que se llama ir de farol. O, yendo más lejos, puede haber provocado lógico malestar entre los negociador­es del emirato al no defenderse con suficiente firmeza de los recelos que, sin duda, provoca el patrocinio de Qatar en una parte del barcelonis­mo. Si los actuales rectores del club consideran que el compromiso con aquel país es el mejor, deberían haberlo hecho explícito de forma pedagógica y más contundent­e, en lugar de dar pábulo a otras ofertas que en la realidad no parecen existir.

Ahora habrá que deshacer el enredo en que se ha metido el club y esperar que se logren los objetivos marcados, lo cual no será fácil. Eso si otro club europeo no coge la vez y se alza con un acuerdo con Qatar que el club no ha sabido negociar con eficacia.

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