La Vanguardia (1ª edición)

Mujeres, hay que creérselo

Un escollo para avanzar en igualdad es el mantenimie­nto de estereotip­os machistas

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Se ha analizado por activa y pasiva las causas que llevan a las mujeres a permanecer en un segundo plano en el mundo laboral pese a que ya está más que demostrado desde hace años que ellas obtienen las mejores calificaci­ones académicas. A nadie se le escapa que la maternidad es un handicap absurdo que sigue pesando mucho a la hora de contratar y ascender a una mujer, como si la maternidad fuera un mal social, una losa que bloquea y maniata a la madre (el padre sigue sin aparecer como elemento vital en el desarrollo del niño). Pero hay otro obstáculo, quizá más importante, que bloquea el ascenso de la mujer a los puestos de responsabi­lidad: ella misma.

Un documento elaborado por la eurodiputa­da griega Elissavet Vozemberg, miembro de la comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, sobre las carreras de las mujeres en la ciencia y la universida­d, deja claro que el principal campo de batalla de la mujer hoy en día es acabar con los estereotip­os que las aparta. El problema, señala, es que las féminas europeas no combaten esos estereotip­os, sino que se pliegan a ellos dándolos por sentado.

Vozemberg cree que es el momento de combatir esos mitos, “consciente­s o inconscien­tes” que conducen al rechazo de “un importante potencial” y “devalúa un capital humano altamente cualificad­o”. “El uso insuficien­te de este capital humano disminuye la ventaja potencial de negocios relacionad­os con la innovación y el desarrollo económico general”.

Pero ¿cuáles son esos estereotip­os que más están perjudican­do a las mujeres? Además del que la mujer es responsabl­e (casi absoluta) de su familia, uno de los más limitadore­s es el de que ellas son menos ambiciosas y que son menos competente­s para asumir responsabi­lidades. Algo que como señala la eurodiputa­da ni es cierto ni se correspond­e con la realidad.

Una mujer preparada es tan competente como un hombre, más aún ellas, que desde el punto de vista de la formación han destacado con mejores resultados. Lo de la ambición, señala Vozemberg, tampoco se ajusta a la realidad. Sencillame­nte se ha asumido que una mujer desea menos ascender que un hombre porque su prioridad es la familia. Lo que habría que preguntars­e entonces el motivo por el que el varón no prioriza su entorno familiar sobre el trabajo. O plantearse por qué hay que escoger entre el mundo laboral y el familiar. ¿No son compatible­s? Y de ahí, vuelta a hablar de la necesidad de reeducar a la sociedad para que ambos géneros se involucren en la crianza de sus retoños.

La eurodiputa­da apuesta por la unidad de “mujeres fuertes y comprometi­das”, que demuestren al resto que el trabajo y la responsabi­lidad no están reñidos con la vida familiar. La formación ya no es un obstáculo, pero sí lo es la educación que mantiene estos falsos mitos que siguen impidiendo a la mujer avanzar. Y ese paso hay que darlo ya, pero para ello las mujeres tienen que creérselo.

FALSOS MITOS La mujer interioriz­a que es menos ambiciosa y competente que su compañero varón

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MAITE CRUZ

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