“Investigamos tratamientos para alargar la vida”
María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
Contrariamente a una idea extendida, “los radicales libres no aceleran el envejecimiento y los antioxidantes no lo frenan”, afirma María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Especialista en el estudio de los telómeros, fragmentos de ADN que se acortan con la edad, Blasco es reconocida como un referente en biología del envejecimiento. Sus investigaciones, tienen “el objetivo de desarrollar terapias que retrasen las enfermedades del envejecimiento y que alarguen la vida”.
¿No eran perjudiciales los radicales libres?
Hace unos años se pensaba que lo eran. Hoy sabemos que no son una causa de envejecimiento. En todo caso, son una consecuencia.
¿Qué les ha hecho cambiar de idea?
Cuando se han hecho experimentos con ratones modificados genéticamente para estar protegidos de los radicales libres, no han vivido más.
¿Y en personas?
Con otros investigadores, hemos revisado lo que se sabe hoy día del envejecimiento. Lo hemos sintetizado en el artículo The Hallmarks of Aging (Las marcas del envejecimiento), que hemos publicado en la revista Cell. En fumadores, se ha visto que los suplementos antioxidantes aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en lugar de reducirlo. Por lo tanto, parece que es preferible mantener una cierta cantidad de radicales libres que eliminarlos.
¿Me desaconseja una dieta rica en antioxidantes?
No tenemos una respuesta clara a esta pregunta. Sabemos que una dieta variada, rica en frutas y verduras que contienen antioxidantes, es buena para la salud ya que reduce el riesgo de un gran número de enfermedades. Pero no podemos afirmar que una dieta con un contenido muy
elevado de antioxidantes sea beneficiosa.
Descartados los antioxidantes, ¿hay alguna otra estrategia para retrasar el envejecimiento?
Necesitamos un cambio de paradigma. Hasta hoy hemos actuado enfermedad por enfermedad. Ha producido mejoras parciales, pero es una estrategia ineficiente.
¿Le parece ineficiente el aumento de esperanza de vida que están registrando los países occidentales?
Creo que es menos de lo que podemos conseguir. El problema es que, aunque evitemos una enfermedad, tendremos otra poco más tarde. Incluso si supiéramos curar todos los cánceres, la esperanza de vida de la población sólo aumentaría tres años.
¿Qué solución propone?
Tenemos que tratar directamente el envejecimiento, en lugar de tratar sólo las enfermedades que son consecuencias del envejecimiento. Este es el cambio de paradigma al que me refiero. Si atacamos la raíz del problema, atacaremos también el conjunto de consecuencias que se derivan de ella y se podrá vivir más años con mejor salud.
Pero hay enfermedades que no son consecuencia del envejecimiento y que causan muertes prematuras.
Por supuesto, las enfermedades infecciosas no se producen por el envejecimiento. Yo me refiero a enfermedades como cánceres, infartos, neurodegenerativas… Pensamos que la gran mayoría de enfermedades que afectan a partir de los 40 años son consecuencia del envejecimiento de las células y no al revés. El envejecimiento produce una pérdida de función de las células, que es lo que lleva a la enfermedad y en último término a la muerte.
¿Cómo se puede atacar directamente el envejecimiento?
Por un lado, investigando mejor qué es y, por otro, aplicando lo que ya sabemos. Estamos explorando si es posible regenerar tejidos, por ejemplo con células madre. Y ya se están empezando a desarrollar los primeros fármacos y estrategias terapéuticas a partir de las bases moleculares del envejecimiento. Tardarán unos años en llegar, pero llegarán.
¿Hay alguna molécula candidata?
Hay varias en estudio. En mi laboratorio, investigamos la telomerasa, que es la enzima que regenera los telómeros. En un experimento con ratones de mediana edad, hemos alargado la vida de los animales un 24% con una terapia génica basada precisamente en la telomerasa. Creemos que tiene un gran potencial.
¿Harán ensayos en personas?
Todavía no. Primero tenemos que administrar telomerasa a ratones que tienen enfermedades derivadas del envejecimiento. Ya lo hemos hecho con infarto de miocardio y ha funcionado. Después lo probaremos en personas con mutaciones que afectan a la telomerasa y que desarrollan fibrosis pulmonar y anemia aplásica. Ahora estos síndromes no tienen tratamiento eficiente. Si el tratamiento es eficaz como pensamos, estaría justificado ampliarlo a más personas.