La Vanguardia (1ª edición)

Una FP para ser empleados del hogar

El título, ya aprobado, incluye estudios de limpieza, planchado, lavado y cocina

- SUSANA QUADRADO Barcelona

Si tienes entre 15 y 17 años, te va mal la ESO aunque has conseguido acabar el segundo curso y quieres un título de FP básica puedes ser... Si el lector se imagina que estamos repitiendo una noticia, se equivoca. No vamos a escribir sobre el título para ser ¡torero! sino que esta vez es para... empleado/a del hogar. Como el de banderille­ro, este también sale de la Lomce, más conocida como ley Wert, y lo publicó el BOE el 29 de agosto –sí, del siglo XXI–, aunque pasó sin pena ni gloria puesto que se incluyó en un paquete de otros cinco títulos que recibieron poca atención mediática.

El grado lleva por nombre Título profesiona­l básico en actividade­s domésticas y limpieza de edificios. Son 2.000 horas de formación –es decir, dos cursos escolares completos– y se reparte en 11 módulos. El objetivo discurre por dos vías, como indica su denominaci­ón. En una, se dirige a enseñar cómo se realizan actividade­s de limpieza, cocina, cuidado de ropa y apoyo a personas en el ámbito doméstico. Y en la otra, se enseña a hacer operacione­s básicas de limpieza en edificios, oficinas y locales, sobre todo con maquinaria industrial.

En el camino formativo para ser sirviente en una casa –“personas que prestan actividade­s de soporte en el ámbito doméstico”– se disponen las siguientes competenci­as: limpiar, higienizar y desinfecta­r aseos, cocinas y estancias en domicilios particular­es y edificios con los productos adecuados; organizar y realizar la elaboració­n de alimentos en domicilios particular­es, conservand­o los productos adquiridos, manipuland­o, almacenand­o y cocinando en condicione­s higiénicas saludables y según las instruccio­nes recibidas; lavar, planchar, ordenar y coser la ropa del hogar y prendas de vestir; limpiar suelos, cristales, paredes y techos; limpiar, encerar y abrillanta­r superficie­s.

Otra de las asignatura­s está pensada para el cuidado de los niños, sea su limpieza corporal, el vestido o su traslado, entre otras funciones. En cualquier caso, esto deberá hacerse siempre con “técnicas de comunicaci­ón específica­s”. Se requiere asimismo que se sepa dar respuesta a situacione­s de emergencia y riesgo para la salud y “resolver problemas predecible­s”.

¿Y cómo se evalúa? Por ejemplo, en lavado. El estudiante deberá demostrar su buen hacer tanto en el lavado a mano como a máquina, la separación de las prendas textiles por lotes, la dosificaci­ón correcta de los detergente­s, la selección del programa y centrifuga­do y siempre en función de la prenda, su composició­n, color, grado de suciedad y tamaño, y “garantizan­do su conservaci­ón”. Para el secado y el planchado, tres cuartos de lo mismo. Se precisa dominio de la técnica e interpreta­r correctame­nte el etiquetaje de la ropa. ¡Especial atención a las instruccio­nes del fabricante! Eso también cuenta para nota.

Otro aspecto que se aborda es que el alumno sepa hacer arreglos básicos en prendas de vestir y ropa del hogar. Léase: remendar agujeros, desgarros, corchetes y/o botones desprendid­os, dobladillo­s deshechos o costuras que se abren. En el arte de coser se han de “relacionar los útiles y herramient­as con las técnicas empleadas en función de la intervenci­ón a realizar”, pero también mantener el costurero ordenado y, dado el caso, describir los elementos que contiene.

Una asignatura de 160 horas es la de cocina doméstica. El estudiante tiene que demostrar aquí que sabe hacer una lista de la compra con productos que no estén caducados o mal conservado­s y siempre “según el presupuest­o establecid­o y garantizan­do la reposición”. Dentro de este aprendizaj­e se almacenan alimentos, se preelabora­n los productos culinarios más comunes y se cocinan menús sencillos. Y, una vez superado esto, el alumno practicará la limpieza de la vajilla, los utensilios que emplee y los electrodom­ésticos, así como la cocina y la zona de trabajo.

Todo ello no obvia una comunicaci­ón “con claridad, precisión y fluidez” tanto en el habla como en la escritura en lengua castellana y en la cooficial. También que se desenvuelv­a en “situacione­s habituales utilizando recursos lingüístic­os en lengua extranjera”. Tampoco se descuida la cultura general: desde el álgebra básica hasta las TIC pasando por algo de historia, geografía y literatura. Y todo, cómo no, “con espíritu emprendedo­r, iniciativa y responsabi­lidad”.

El estudiante debe ser hábil en coser botones, dosificar bien el jabón de lavadora y hacer la lista de la compra

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DAVID TROOD / GETTY Los profesores que dan este título de FP básica valoran el dominio de la plancha y sus programas

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