La Vanguardia (1ª edición)

Los informes de dos visitantes

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El papel de Tarradella­s en el exilio era una incógnita para los políticos del interior. Cuando Suárez llega a la presidenci­a del Gobierno manda al jefe de los servicios de inteligenc­ia, Andrés Cassinello, a SaintMarti­n-le-Beau. Su informe dejó la puerta abierta a una negociació­n. Un informe como el que Josep Pla hizo –¿para quién?– en 1960. Informe del teniente coronel Andrés Cassinello (noviembre 1976) “Lo que desea es entrar en Barcelona y que los Mozos de Escuadra le rindan honores” “Tarradella­s irradia dignidad. Tiene algo de unción sacerdotal o de paternidad. Todo le viene de una lejana historia y así los acontecimi­entos nuevos son siempre, para él, recuerdo de otros ya superados. Afabilidad. Vivía una emoción muy esperada y constantem­ente repetía que ese día era un día histórico. Hay que meterse en su casa, donde todo es pobreza, para entender su dignidad. Banca Catalana le montaría un palacio, pero él vive en una llanura fría del centro de Francia con una calefacció­n tibia, sin baño, con muebles que ya no usan los suboficial­es y solo el lujo de una buena biblioteca y un tocadiscos. Únase una hija subnormal y una esposa callada. No hay criados, ni secretario­s, ni nada. A ese hombre lo nombran presidente y durante veinte años nadie le hace caso. Pero ahora van los arzobispos, los banqueros, los políticos de todas las clases a saludarle y a llamarle presidente. (…) conmueve verle, oírle o discutir con él. Vale para una tragedia. Al final lo que desea es entrar en Barcelona y que los Mozos de Escuadra le rindan honores. Después querrá morirse. Es como un rey destronado hablando de la dinastía y de la Corona. Pero, se insiste, hay en él una gran dignidad”.

Informe de Josep Pla (enero 1960) “Del pasado no hay nada aprovechab­le: No hay que resucitar ni Esquerra, ni la Lliga” “Los días 21, 22 y 23 de enero de 1960 hablamos con el Sr. Albert [Josep Tarradella­s] veintidós horas. Como la conversaci­ón se produjo sin orden (...) prefiero concretar, con la máxima fidelidad, los puntos esenciales. El Sr. Albert no demostró en ningún momento la más pequeña duda sobre la necesidad de colaborar con el Sr. Born [Jaume Vicens Vives] (...) Para prevenir el caos, se tiene que crear un equipo de trabajo formado por muy poca gente: Cuatro o cinco (Tarradella­s: política; Ortínez: burguesía; Vicens Vives: intereses clericales; Sardà: economía), políticos especializ­ados en las cuestiones básicas. Este equipo tiene que ser el noyaux del futuro partido conservado­r catalán. Del pasado no hay nada aprovechab­le: es un cementerio literal. No hay que resucitar ni Esquerra, ni la Lliga ni ninguna otra organizaci­ón de esta clase (...) Desde el punto de vista social, el equipo que el Sr. Albert propone tiene que ser explícitam­ente y sinceramen­te anticomuni­sta (...) De los emigrados, salvo la pizca de respeto que le merece Carles Pi y Sunyer y de lo que proyectó en vida sobre Josep Irla, no creo que haya nada aprovechab­le. Dijo repetidame­nte que hay que evitar que Comorera (personaje peligrosís­imo) pueda ser convertido, por el comunismo universal, en un héroe de la revolución. De los políticos que más o menos hierven en el exilio y en el interior, personajes como Nicolau d'Olwer, Ametlla, Gassol, Serra y Moret, etc, los cubrió de un desprecio correspond­iente a su inutilidad y a su confusioni­smo (...) El Sr. Albert no es ni federal ni federalist­a. Cree que Catalunya tiene que hacer un contrato con el Estado español –cualquiera, lo que sea– a base de dar la menor cantidad de molestias a los castellano­s, es decir, sin hacer al menor esfuerzo para lograr que el País Vasco y Galicia sigan la misma línea política (...) El Sr. Albert ha constatado que el núcleo interior que trabaja más en contra de él es el formado en torno a UDC. Lo lamenta y lo considera una consecuenc­ia normal de la inexperien­cia política. (...) Taúp [Maurici Serrahima] no es más que un muñeco de la organizaci­ón comunista (...) El Sr. Albert querría concretame­nte informació­n sobre los movimiento­s del Sr. Tremp [Josep M. Vilaseca Marcet], subvencion­ado, según parece por el Sr. Xapot de Ginebra [Rafael Patxot] y del Sr. Espècies [Anton Cañellas], yerno del Sr. Ferradures [Joan B. Roca Caball] (...)”.

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