Manchester se duerme
El derbi, soporífero, acaba en empate sin goles y el City comparte liderato con el Arsenal
Hasta el Kun Agüero, sentado en el palco, bostezaba. Tanto se había hablado del derbi de Manchester, tanto se había argumentado con datos y estadísticas que éste sería el mejor duelo de la ciudad desde que se marchara sir Alex Ferguson, que lo presenciado en Old Trafford era digno de profundo bostezo. Una decepción. Los 45 minutos iniciales más insulsos de la temporada, sin ocasiones, con los dos equipos siendo extremadamente pasivos. Un duelo táctico, dirían los más optimistas. Perderse la primera parte no hubiera implicado mayores consecuencias que sonreír –o disparar una mirada asesina– con algún cántico hiriente y como mucho, algún detalle de un Anthony Martial que destaca, y mucho, entre la mediocridad que le rodea. Rojos y azules, United y City, no dieron la talla en una ciudad de Manchester dormida. De un escenario en que el encuentro desvelaría el líder de la Premier se pasó a un Arsenal que ya está en lo más alto de la tabla, junto a unos citizen que vuelven a perder puntos.
Los de Manuel Pellegrini saltaron al Teatro de los Sueños sin dos de sus mejores hombres. Ni el Kun, indiscretamente aburrido en la grada de autoridades –y posiblemente deseando estar en Twickenham para la semifinal de su Argentina ante Australia en el Mundial de rugby– ni David Silva, ambos lesionados. La consecuencia más evidente fue un Kevin de Bruyne muy solo, sin una referencia de garantía en punta. “Kevin, quiero verte marcar de nuevo”, le gritó Joe Hart en el túnel de vestuarios justo antes del inicio. No sucedió. El técnico chileno, sin embargo, se mostró satisfecho con el punto: “Si no puedes ganar un partido, no lo pierdas tampoco”.
Van Gaal, por su parte, volvió a demostrar que a obstinado no le gana nadie. Ni siquiera la estrella de su equipo. Debe ser tensa la relación con Memphis Depay para sentarle por tercera ocasión consecutiva en el banquillo, sacrificándole en un partido de tal envergadura. Más aún jugándose el liderato de la Premier, en un claro castigo al incumplimiento de la filosofía. “Hay jugadores jóvenes a los que les está costando más adaptarse a nuestro estilo”, insinuó sin nombres el holandés en la previa. Tras el partido, ni una palabra de su exprotegido. Primero Lingard y luego Fellaini. Esas fueron sus alternativas para aliñar un choque insípido, sin éxito. Calentó y calentó durante la segunda mitad Memphis, para ver cómo en 270 minutos ha perdido la confianza y los compañeros que antes no le disputaban la titularidad ahora le roban el protagonismo.
Un balón al travesaño de Lingard en el 83 fue la primera ocasión directa de los dos equipos. Otra más de los red devils en el 87 despertó a la grada, hasta el momento en un estado de narcolepsia incurable. Pero ni unos últimos 10 minutos de tensión salvaron un derbi para el olvido.
Como el empate sin goles dejó a los aficionados sin motivos futbolísticos para ejercer los bragging rights –el derecho de alardeo–, los citizen tiraron de marketing. Y es que en ese terreno sí metieron un gol a sus rivales. En la visita de Estado del presidente de China Xi Jinping a Reino Unido, el mandatario y su homónimo británico, David Cameron, decidieron realizar una visita histórica a las instalaciones de Velopark, donde el City tiene su Academia. En lugar de ir a un atractivo del mercado asiático como el United, prefirieron ir a la otra punta de la ciudad. De algo había que presumir. O hablar.