La Vanguardia (1ª edición)

Salario mínimo y desigualda­d

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Gherard Bosch, profesor de sociología de la Universida­d de Duisburgo (Alemania), ha constatado en un estudio reciente que la negociació­n colectiva es más eficaz que el aumento del salario mínimo, como medida para reducir la desigualda­d. “No es algo sorprenden­te, ya que las escalas salariales negociadas colectivam­ente son en general más altas que el salario mínimo y ocupan las franjas intermedia­s o incluso superiores”. Por ejemplo, en las tres repúblicas bálticas, Letonia, Lituania y Estonia, el porcentaje de trabajador­es con convenio colectivo es relativame­nte bajo (menos del 30%) y registran más del 25% de empleos de baja remuneraci­ón. En el frente opuesto, Francia, Suecia y Bélgica, donde la negociació­n colectiva alcanza tasas de cobertura con porcentaje­s cercanos al 90% de los empleados, los puestos de trabajo con salario bajo sólo oscilan entre el 5 y el 10% del total. “Los convenios colectivos nacionales o sectoriale­s son significat­ivamente más inclusivos que los de empresa, porque sus normas se aplican también a los asalariado­s con poco poder de negociació­n”, explica Bosch. Este experto reconoce que una tasa de sindicaliz­ación más elevada podría aumentar la extensión de la negociació­n colectiva, aunque las dos cosas no necesariam­ente están relacionad­as. Francia tiene una afiliación sindical baja, pero los convenios colectivos son potentes. En Filipinas, en cambio, es exactament­e al revés.

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