El derribo de un avión ruso agrieta el frente antiterrorista
Putin acusa a Turquía de complicidad con el Estado Islámico EE.UU. considera a Moscú fuera de la coalición
Una “puñalada por la espalda” de los “cómplices del terrorismo”. Así de duro se mostró ayer contra Turquía el presidente de Rusia, Vladímir Putin, tras verificar que un F-16 turco había derribado un caza ruso en Siria. Las relaciones entre Moscú y Ankara, que parecían tranquilas tras la reciente reunión del G-20 en Antalia, entran en punto muerto en uno de los incidentes más graves entre Rusia y un miembro de la OTAN en medio siglo y dificultan los esfuerzos para una lucha global contra el Estado Islámico.
Como vecino de Siria y miembro de la OTAN, Turquía se ha opuesto a la irrupción de Rusia en la guerra civil siria con una campaña de bombardeos que favorecen al régimen de Damasco. El incidente se produce, además, en una semana que parecía clave para la lucha contra el EI tras los recientes atentados de París. El presidente francés, François Hollande, tiene previsto llegar mañana a Moscú después de haber visitado Washington en busca de una única coalición internacional contra el terrorismo.
El Ministerio de Defensa turco informó ayer por la mañana de que un avión procedente de Siria había sido derribado por invadir su espacio aéreo. Pero Moscú sostiene que la nave voló siempre sobre el espacio aéreo de Siria. El presidente Putin aseguró que el Su-24 ruso efectuaba “operaciones de guerra contra el EI en el norte de Latakia, donde hay guerrilleros procedentes de Rusia, así que estaban realizando ataques preventivos contra quienes podrían volver a Rusia”. Moscú calcula que habrá entre 2.500 y 3.000 ciudadanos rusos que se han trasladado a Siria para engrosar las filas del EI.
El jefe del Estado ruso aseveró que el avión ruso no era una amenaza contra Turquía. “La pérdida de hoy ha sido una puñalada en la espalda de los cómplices de los terroristas. No puedo calificar esto de otra manera”, remarcó. El Ministerio de Defensa ruso dijo luego que preparará un procedimiento de reacción ante incidentes semejantes.
Pero fue Turquía la que se presentó primero como amenazada. El primer ministro turco, Ahmed Davutoglu, ordenó a Exteriores abrir consultas con la OTAN y las Naciones Unidas. Los embajadores de los países miembros se reunieron ayer con urgencia en Bruselas.
Ankara aseguró que el avión ruso recibió diez advertencias en cinco minutos, y difundió imágenes de radar para demostrar sus acusaciones. En ellas se ve al Su-24 ruso saliendo por la localidad de Yaylidag. “El espacio aéreo turco fue violado varias veces intencionadamente”, dijo un alto cargo a la agencia Reuters. Fuentes militares rusas citadas por el diario Kommersant admitieron que el avión pudo haber sobrevolado territorio turco durante tan sólo un kilómetro, lo cual no es motivo suficiente para derribarlo.
El avión de combate cayó en territorio sirio, en la provincia de Latakia y cerca de la frontera con Turquía. El territorio está controlado por una docena de grupos armados turcomanos, opuestos al gobierno
ADVERSARIOS Ankara exigió a Moscú cesar los bombardeos al norte de Latakia, donde hay grupos turcomanos LOS PILOTOS El Kremlin confirma la muerte de uno de los aviadores y el derribo de un helicóptero
de Bashar el Asad y apoyados por Turquía. De uno de ellos, Alwiya al Ashar, procede el vídeo difundido ayer en el que se ve caer el Su-24 ruso y, después, dos paracaídas.
Los pilotos pudieron catapultarse. Pero el Ministerio de Defensa confirmó que uno no había llegado vivo al suelo. La suerte del segundo era ayer incierta. Moscú informó,
además, de que un helicóptero Mi-8 enviado para rescatarlos fue abatido por los rebeldes, que causaron la muerte de otro militar.
La intervención de Rusia en apoyo de Bashar el Asad ha incrementado la tensión entre Moscú y Ankara. Desde hace días el ejército de Damasco llevaba a cabo una ofensiva en las montañas turcomanas de la frontera. Rusia le daba cobertura aérea. Además de los grupos turcomanos, en la región también está presente la filial de Al Qaeda en Siria, el Frente Al Nusra.
El viernes pasado el Ministerio de Exteriores turco exigió al embajador ruso que cesaran los ataques, alegando que “no constituyen un combate al terrorismo”, sino bombardeo de civiles, y que estas acciones tendrían serias consecuencias.
Las tensiones en la frontera comenzaron poco después de que Rusia iniciase su campaña en Siria. El 3 de octubre dos cazas turcos interceptaron un avión de combate ruso que había violado su espacio aéreo. Moscú se excusó por las malas condiciones meteorológicas, pero el embajador recogió la primera advertencia. La respuesta práctica rusa tal vez no tardará, aunque el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, descartó un enfrentamiento militar con Turquía. Lo que sí se va a hacer es reforzar el contingente naval en el este del Mediterráneo. Rusia desplegará el crucero lanzamisiles Moscú frente a las costas de Siria, con la misión de destruir cualquier objetivo que suponga una amenaza.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que tenía que viajar hoy a Estambul para reunirse con su colega turco, canceló la visita. Según el canciller, “la amenaza terrorista en Turquía es similar a la que existe en Egipto”, en referencia al atentado del EI contra un avión de pasajeros ruso en el Sinaí el pasado 31 de octubre con 224 personas a bordo. Lavrov aconsejó a los ciudadanos rusos no viajar a Turquía.