La Vanguardia (1ª edición)

Quejas vecinales al reanudarse las fiestas en Can Vies

Los vecinos de este inmueble ocupado en Sants temen una nueva degradació­n de la convivenci­a

- ENRIQUE FIGUEREDO Barcelona

Los vecinos que viven más cerca del edificio ocupado de Can Vies temen la vuelta a una cotidianid­ad ruidosa y molesta que en los últimos meses habían visto retroceder salvo durante el paréntesis general de la fiestas mayores del distrito de Sants-Montjuïc. Los motivos para esa desesperan­za nace de la constataci­ón de que hace algo más de una semana las fiestas han regresado a este inmueble emblemátic­o para el movimiento okupa y antisistem­a.

“Han vuelto el ruido, las pintadas y los orines en las puertas de los aparcamien­tos”, dice una vecina directamen­te afectada y que prefiere no dar su nombre porque dice que no se fía de esas personas “que fueron capaces de hacer todo aquello”. Se refiere a los gravísimos altercados que se produjeron a finales de mayo del pasado año. Hubo cuatro días de revueltas nocturnas en el distrito después del desalojo del inmueble por agentes de los Mossos d’Esquadra, en cumplimien­to de una orden judicial que había instado el Ayuntamien­to de Barcelona, dueño del edificio. Entre otras cosas, ardieron la excavadora que debía tirar abajo el inmueble y una unidad móvil de TV3. A eso es a lo que se refiere esta vecina que no quiere dar su nombre. Forma parte de las plataforma­s que instan a las administra­ciones a que se derribe “de una vez por todas el edificio que impide que se cumpla el plan urbanístic­o de la zona, aprobado democrátic­amente por los vecinos y todos los grupos”.

Ella está directamen­te afectada

por unas molestias que empiezan de nuevo a hacerse notar tras la celebració­n de dos actos públicos en la tarde noche del pasado martes 17 y del viernes 20 de este mes, y que pueden ser la antesala de una serie de nuevos festejos. Temen los vecinos que sea el punto de partida de una nueva programaci­ón de actos festivos como los que siguieron, por ejemplo, a la reocupació­n del inmueble tras los disturbios de mayo de 2014. El entonces alcalde, Xavier Trias, permitió el realojamie­nto y hasta la reconstruc­ción de la parte del inmueble que la excavadora quemada ya había echado abajo.

Puede decirse que el grueso de la reconstruc­ción ha acabado y ahora se desarrolla­n trabajos de menor calado, pese a que la Guardia Urbana entregó uno tras otro avisos de paralizaci­ón de obras, de precinto de la instalacio­nes o de prohibició­n de acceso que sistemátic­amente fueron desoídas, tal y como acredita el abultado expediente de Can Vies que hay en la concejalía de distrito. La policía local no ha dejado de recoger en actas todo cuanto ocurre en ese edificio. Ahora también lo hace con esos nuevos actos públicos que carecen por completo de permiso.

Sin embargo, parte del vecindario cree que “la Guardia Urbana ha decidido no pasar más por aquí”, dicen fuentes del barrio. El largo periodo de calma en torno a Can Vies hasta el pasado septiembre que coincidió con la llegada de Ada Colau a la alcaldía de Barcelona parecía confirmar que se había entrado en una especie de moratoria de estas actividade­s. Los problemas de convivenci­a más graves –ruido, vómitos y orines– casi desapareci­eron. Los nuevos informes sobre las actividade­s no autorizada­s se elevarán a la concejalía de distrito y esta decidirá qué se hace, aunque parece que políticame­nte se busca una nueva salida a la situación que no iría en la línea de sanción alguna a Can Vies.

Según informacio­nes que se manejan actualment­e en el barrio, el Ayuntamien­to de Barcelona quiere llegar a una solución consensuad­a con el vecindario. Uno de los últimos plenos de distritos puede ser la muestra del actual estado de las cosas y de la división que existe sobre el destino de este inmueble que impide cerrar el proyecto de cobertura de las vías del ferrocarri­l. Fuentes del distrito aseguran que hubo grandes diferencia­s entre los vecinos que acudieron a esa reunión. Los contrarios al mantenimie­nto de una situación que califican de “ilegal” formaban un grupo algo más numeroso que el otro, que era el que pedía el mantenimie­nto de las actuales instalacio­nes de Can Vies y que mostraron sus simpatías por los colectivos que lo mantienen abierto. Los convecinos que viven más cerca, en calles como Jocs Florals o Antoni de Capmany, son los que están más radicalmen­te en contra de que se mantenga la ocupación.

“Queremos que se haga ya la rampa que impide el edificio. Hubiéramos preferido soterrar las vías y no cubrirlas con un cajón, como ellos le llaman, pero no siempre se consigue todo en la vida. El proyecto final obtuvo el consenso de todos. Es una mejora sustancial”, afirma una vecina que dice que fue testigo involuntar­io del concierto musical del pasado martes 17. Explica que recienteme­nte la síndica de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, ha redactado un informe “muy claro sobre cómo afecta la situación de Can Vies a los vecinos. Nos ha conminado a que hagamos una reclamació­n formal”.

Este colectivo de vecinos que temen que los problemas de convivenci­a vuelvan al barrio si se consolida una nueva agenda de actos festivos organizado­s por Can Vies dicen no salir de su asombro. “Todo el mundo en la administra­ción se dedica a disimular y no tiran el edificio”, insiste esta vecina. Creen que la solución por el momento puede estar lejos porque están convencido­s de que los gestores de Can Vies “tienen sintonía con el gobierno municipal”.

Pero si Can Vies es un edificio emblemátic­o de Sants-Montjuïc entre los colectivos alternativ­os, el de Tres Lliris, en Gràcia, también lo es. Las semana pasada fue desalojado también por los Mossos d’Esquadra en cumplimien­to de la orden de un juzgado, instada por la inmobiliar­ia que es propietari­a. El edificio está radicado en la Travessera de Gràcia.

Aquella misma tarde, durante una manifestac­ión en protesta

El martes 17 y el viernes 20 se llevaron a cabo actos festivos en el edificio ocupado El Ayuntamien­to aspira a que un acuerdo vecinal ponga fin a la situación

por el desalojo volvieron los contenedor­es quemados al panorama del distrito después de muchas semanas en que eso no había ocurrido en ningún punto de Barcelona. Aunque en este asunto el Ayuntamien­to nada tenía que ver, se acusó a la alcaldesa de no dar suficiente protección a los grupos alternativ­os. La CUP salió en defensa de los desalojado­s y criticó la actuación judicial.

El pasado sábado se produjo una nueva manifestac­ión en apoyo a los desalojado­s de los Tres Lliris, que culminó con la ocupación de otro inmueble vacío. En este caso, se trata de la antigua comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en el distrito, situada en la calle Nil i Fabra. La maniobra de ocupación se produjo en este caso sin incidentes ni resistenci­a pues nadie había en el interior de este inmueble.

Esa es la última de las ocupacione­s ocurridas en la ciudad, aunque recienteme­nte, en julio, hubo otra de cierta entidad. Fue la del edificio conocido como Transforma­dors. Es de titularida­d municipal y, según los vecinos de la zona, está en muy mal estado y resulta un peligro para sus moradores. Como en el caso de Can Vies, también hay quejas vecinales por las molestias que dicen que originan actividade­s como terraza en la calle y actividade­s festivas.

 ?? JORDI ROVIRALTA ?? La antigua comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, en el distrito de Gràcia, tras su toma por okupas este pasado fin de semana en respuesta al desalojo de los Tres Lliris Imagen del concierto celebrado en Can Vies el pasado martes 17
JORDI ROVIRALTA La antigua comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, en el distrito de Gràcia, tras su toma por okupas este pasado fin de semana en respuesta al desalojo de los Tres Lliris Imagen del concierto celebrado en Can Vies el pasado martes 17
 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ?? Amor y precios. Imagen que presentaba el domingo pasado Can Vies, en cuya fachada podían verse dos carteles de diferente naturaleza
INMA SAINZ DE BARANDA Amor y precios. Imagen que presentaba el domingo pasado Can Vies, en cuya fachada podían verse dos carteles de diferente naturaleza

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