La ONU prevé acabar con el sida hacia el 2030
El plan de Onusida defiende duplicar el número de personas tratadas
Se puede acabar con el sida en los próximos 15 años y hay suficientes experiencias en el mundo que lo demuestran. Es el mensaje de Onusida, la organización transversal de las Naciones Unidas para aunar esfuerzos contra una enfermedad causada por un virus que tienen 37 millones de seres humanos y del que se infectan anualmente unos dos millones. Para empezar, el objetivo es duplicar el número de personas tratadas en el 2020. “Podemos decir que los próximos cinco años serán cruciales porque será un periodo de respuesta rápida que debemos aprovechar o veremos un repunte de la epidemia”, advirtió el director de la organización, Michel Sidibé, tras la presentación del informe en el que se concretan medio centenar de estrategias para llegar a ese objetivo en el 2030.
¿La esperada vacuna? Onusida no quiere esperar a esa solución, en la que confía para el futuro. Lo que pretende es convencer a las diferentes regiones, a las diferentes realidades, de que hay estrategias para cada caso, que se han demostrado eficaces. Habrá que poner en juego mucho más conocimiento sobre los afectados y más recursos sobre la mesa. Sabiendo que cada dólar invertido en prevención y tratamiento eficaz rinde diecisiete.
Entre esas estrategias se incluye identificar en Kenia el grupo de mujeres dedicadas a la prostitución, uno de los más vulnerables. Ayudarlas con un pack de servicios para reducir infecciones ha permitido pasar de detectar el VIH en el 27% en el 2013 al 3% en el 2015. En El Salvador, el esfuerzo, aunque muy precario e insuficiente, se ha hecho entre transexuales de grandes ciudades. Se trataba de dar servicio especializado a esos grupos altamente marginados: a los seis meses ya habían llegado al 25% de la población transexual de esas ciudades. En Guatemala se apostó por una amplia divulgación en redes y utilizando apps de citas, y en reuniones en parques, zonas peatonales, saunas y discotecas: los servicios llegan a un 61% más de personas y se han hecho la prueba de detección un 32% más. En Malaui se proporcionaron kits de autodiagnóstico a 16.000 vecinos del distrito de Blantyre: el 76% se hizo la prueba y se puso en contacto con un orientador.
En Irán el cambio vino desde las cárceles: pasaron de dar metadona en una prisión para evitar la infección a través de las jeringuillas a proporcionarla en 142. Llegaron a 25.000 presos. En Botsuana comprobaron que añadir un año de educación secundaria reduce el riesgo de infectarse 8 puntos.
Pero el cambio más espectacular, al menos en la zona más rica y asistida del planeta, se confía al tratamiento preventivo con antirretrovirales de personas no infectadas pero en grave riesgo de que les ocurra. Francia acaba de aprobarlo con el reembolso por parte de la sanidad pública.
En San Francisco se ha mostrado de una enorme eficacia, siempre que no se dé medicación sin más, sino, como insiste el plan de Onusida, centrándose en la población concreta en la que hay que intervenir: el número de infecciones por VIH se ha reducido un 30%, mientras la cifra siguió estable en el resto de Estado Unidos donde no se facilitó este tratamiento. Para las organizaciones que lo pusieron en marcha, como la San Francisco AIDS Foundation, es un antes y un después; es un paso tan grande como el propio descubrimiento del virus en 1983 o la aparición de la triple terapia en los años
Cada comunidad debe buscar su población diana y encontrar soluciones para ella San Francisco disminuye un 30% las infecciones con tratamiento preventivo
90. “San Francisco respira”, aseguran directivos de la fundación.
La otra clave fundamental es el tratamiento de los infectados lo antes posible. En la provincia china de Guangxi, los servicios sanitarios comenzaron a ofrecer el tratamiento con antirretrovirales inmediatamente tras el diagnóstico entre el 2012 y el 2013. Pasaron de tardar 53 días a cinco: la mortalidad pasó en ese periodo del 27% de los diagnosticados al 10%.
El problema es el precio, recuerda Médicos sin Fronteras. “Mientras casi la mitad de las personas que viven con el VIH en el mundo tienen acceso al tratamiento, las cifras caen de forma drástica a menos del 25% en países como República Centroafricana, Chad, República Democrática de Congo y Sudán del Sur”, dice la organización en un comunicado. “Es una buena noticia que el ritmo de crecimiento del tratamiento del VIH continúe aumentando y que 2,2 millones de personas hayan iniciado tratamiento este año. Sin embargo, para llegar al objetivo global de 30 millones de personas en tratamiento dentro de cinco años, necesitaremos que cada año 3 millones de personas nuevas comiencen terapia. Los países no pueden perder ni un segundo”, afirma Sharonann Lynch, asesora de políticas sobre VIH en MSF.
Onusida propone como objetivo global para el 2020 que el 90% de las personas infectadas lo sepan, que el 90% de ellos estén en tratamiento y que el 90% esté con carga viral indetectable. Ese plan 90-90-90 es clave para parar en seco la propagación, porque cuando los seropositivos están tratados no trasmiten el virus.