Los yihadistas vuelven a golpear en Túnez
Una bomba destroza un autobús de la guardia presidencial en pleno centro
Túnez de nuevo. Cinco meses después del ataque contra un hotel en Susa, el Estado Islámico (EI) golpeó ayer en el centro de la capital. La bomba estalló junto a un autobús de la guardia presidencial. El primer balance fue de 12 muertos y 14 heridos.
La explosión ocurrió poco antes de las seis de la tarde en la avenida Mohamed V, una de las más transitadas de la ciudad. Fue tan fuerte que resonó en todo el centro. El autobús quedó destrozado. La escena recordaba más a Beirut o Bagdad que a Túnez.
Las autoridades decretaron el Estado de emergencia durante un mes y el toque de queda en el área metropolitana de Túnez capital hasta hoy a las cinco de la mañana. También cerraron el aeropuerto de Cartago y redoblaron la vigilancia en las zonas turísticas.
La mayoría de los muertos formaban parte de la guardia presidencial, el cuerpo responsable de la seguridad en el palacio de Cartago y allí donde se encuentre el presidente.
La ciudad de Túnez estaba en alerta máxima desde mediados de mes. El pasado día 17 cayó una célula que planeaba atentados contra tra edificios oficiales, comisarías de policía y hoteles en Susa. Diecisiete personas fueron detenidas, algunas en plena avenida Burguiba, la más importante de la capital. Se les confiscó explosivos, fusiles kaláshnikov y un cinturón diseñado para un terrorista suicida.
El ataque del 26 de junio en una playa y un hotel de Susa dejó 38 muertos, la gran mayoría británicos. La masacre, cometida por un estudiante universitario vinculado al EI, arruinó la temporada turística, esencial en una economía que depende en gran medida del turismo de sol y playa.
Francia y el Reino Unido ofrecieron más apoyo a las fuerzas de seguridad tunecinas y las redadas se sucedieron. Una decena de células han sido desarticuladas desde entonces. Más de cincuenta supuestos terroristas han sido detenidos sólo en este mes de noviembre.
El volumen de las detenciones, la cantidad de armamento y explosivos incautados y el ataque de ayer demuestran la dimensión de la amenaza a la que se enfrenta Túnez desde hace tiempo.
El pasado 18 de marzo, 22 personas, 21 de ellas turistas, murieron en otro ataque yihadista con- el Museo del Bardo, el más importante de Túnez.
El ataque de ayer coincide con el Festival Internacional de Cine de Cartago, la muestra cultural con más repercusión fuera del país. Está clara la meticulosidad con la que los yihadistas escogen sus objetivos y el momento de cometer los atentados.
Más de 5.000 jóvenes tunecinos se han unido a las filas del EI en Siria e Iraq. Un 15% ha regresado. Ningún país del mundo tiene tantos combatientes a las órdenes del califato.
La transición de la dictadura a la democracia, la pelea política constante entre islamistas y laicos, favoreció, a partir del 2011, la penetración de imanes salafistas financiados con dinero de Arabia Saudí y otras monarquías del golfo
OPORTUNISMO El atentado coincide con el Festival Internacional de Cine de Cartago
Pérsico. Muchas mezquitas se radicalizaron y el terrorismo político que emanó de ellas a punto estuvo en 2013 de echar por tierra la frágil democracia. La sociedad civil –abogados, sindicatos y defensores de los derechos humanos– asumió las riendas de un diálogo que acabó con el partido islamista Enahda dando un paso atrás y garantizando una Constitución laica. Este grupo de mediadores recibió en octubre el premio Nobel de la Paz. Hoy, sin embargo, sus miembros no se hablan.
La crisis económica y el terrorismo han abierto brechas profundas en la sociedad. Nidaa Tunis, la plataforma laica que hace un año, desbancó a Enahda, está igual de dividida. Un sector crítico de tendencia progresista amenaza con hacer caer el Gobierno y entregar el poder a los islamistas. Al terrorismo yihadista le van bien estas peleas democráticas.
DIVISIÓN POLÍTICA Un sector crítico del principal partido laico amenaza con dar el poder a los islamistas