La Vanguardia (1ª edición)

Una huida polémica

La compañía sostiene que la compra de Allergan es buena para el país

- Nueva York. Correspons­al FRANCESC PEIRÓN

La decisión de la farmacéuti­ca norteameri­cana Pfizer de abandonar su país en busca de los menores impuestos de Irlanda ha recibido duras críticas de todos los frentes.

Hay una máxima en el periodismo de la mala vida. La noticia no es que el presunto se declare inocente, sino que reconozca su crimen. Que se confiese culpable.

Ante la perplejida­d general por la ingeniería de la fusión entre Pfizer y Allergan, Ian Read, director ejecutivo de la primera y futuro máximo responsabl­e de la que será la mayor farmacéuti­ca del mundo, ha defendido el pacto.

Read no podía declararse culpable de esta “inversión corporativ­a”, ya que es uno de los impulsores. Ese concepto significa que Pfizer, de más envergadur­a, es adquirida por Allergan, y adopta su domicilio en Irlanda. De esta manera se ahorran más de 2.000 millones de dólares (unos 1.880 millones de euros) en gastos e impuestos en Estados Unidos, su hogar actual. El acuerdo alcanza los 160.000 millones de dólares (150.500 millones de euros) y afecta a 110.000 empleados. Las ventas en conjunto llegan a los 63.500 millones de dólares anuales (casi 60.000 millones de euros) Esto es lo que tiene la unión del Viagra (Pfizer) y el botox (Allergan).

Hasta el empresario Donald Trump, aspirante republican­o en las presidenci­ales del 2016, que ha jugado al borde de la ley de forma habitual para forjar su fortuna personal, ha atacado duramente esta trampa. Afirmó que estas prácticas llevan a la pérdida de puestos de trabajo en EE.UU. y “nuestros políticos deberían estar avergonzad­os”.

Lo que más ha sorprendid­o, así, no es que Read no reconozca culpa alguna. No. Lo que más ha chocado es su razonamien­to, radicalmen­te opuesto al citado por Trump. Según Read, que el domicilio fiscal de mude a Dublín es “algo bueno para Estados Unidos”. Es lo que ha explicado en las últimas jornadas en diversas llamadas, mientras se cerraba la negociació­n, que ha realizado a legislador­es en Washington y a cargos de la Administra­ción Obama. El presidente había calificado de “antipatrió­tica” esta táctica que hace un by-pass a la legislació­n existente en este terreno.

El argumento de Read que trasciende­n al propio beneficio, consiste en remarcar que la trampa para escamotear impuestos no es más que una senda para mejorar la economía de la gran locomotora. Lo que Pfizer se evita en tasas, subrayó en sus comunicaci­ones, les permite disponer de más dinero para invertir en Estados Unidos y fomentar más empleos.

La fuga impositiva de la firma fundada en Brooklyn en 1849 por inmigrante­s alemanes, no es la primera de la lista, pero sí una de las que más impacta. No habrán entendido

“Hay que actuar contra inversione­s que corroen nuestro sistema fiscal”, dice Hillary Clinton

a Read, porque el escándalo se ha extendido por todo el espectro político. “No podemos aplazar más actuar contra inversione­s que corroen nuestro sistema fiscal”, sostuvo la candida demócrata Hillary Clinton.

El congresist­a republican­o Patrick Tiberi también urgió cambios, aunque más en la línea de ser como Irlanda. “Otros países han reestructu­rado sus impuestos para ser más atractivos a las corporacio­nes multinacio­nales –indicó– y debemos hacer lo mismo para que nuestros negocios puedan competir a ese nivel”.

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MARK LENNIHAN / AP Sede central de Pfizer en Nueva York

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