La Vanguardia (1ª edición)

La ciencia contra el virus

- Bonaventur­a Clotet B. CLOTET, director del instituto IrsiCaixa

El sida es afortunada­mente desde hace ya unos años una enfermedad crónica. El virus que la causa, el VIH, es inhibido eficientem­ente por más de treinta fármacos. Eso quiere decir que, en más del 90% de los pacientes, combinando dos o tres fármacos o incluso con un fármaco solo, se puede mantener el VIH controlado. Es lo que llamamos tener el VIH indetectab­le en sangre y que implica que el VIH no se está replicando ni está destruyend­o el sistema inmunitari­o. Este control de la replicació­n nos permitirá una recuperaci­ón progresiva del sistema inmunitari­o que había sido dañado por la infección.

El VIH, cuando infecta a una persona, penetra en unas células denominada­s linfocitos CD4, que destruye después de coger el mando de la célula para que produzca miles y miles de copias diarias del virus. Al final, todo este proceso de replicació­n viral mata la célula, pero los nuevos viriones producidos están en otras células donde se vuelve a repetir el mismo ciclo. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de células del sistema inmunitari­o (linfocitos CD4 de memoria central y transicion­al) donde el VIH se queda integrado en el genoma, aunque no sigue el ciclo replicativ­o; es lo que llamamos estar en fase latente. El virus se queda adherido a los cromosomas de la célula como si estuviese dormido y así puede permanecer durante largos periodos de tiempo, siempre y cuando la célula no se active. Estas células latentes pueden activarse por diferentes motivos y entonces el virus que ha dormido en su núcleo se activa y reinicia todo el ciclo replicativ­o produciend­o de nuevo millares de viriones.

Si el individuo infectado toma correctame­nte el tratamient­o, los fármacos presentes en su sangre inhiben eficazment­e este nuevo intento de replicació­n del VIH y, por lo tanto, no pasa nada. Si por algún motivo se ha interrumpi­do el tratamient­o, al no haber fármacos que frenen al virus, este vuelve a destruir el sistema inmunitari­o. Por eso, hoy por hoy, el tratamient­o antirretro­viral se tiene que tomar de por vida.

Estas células donde el VIH queda dormido las denominamo­s reservorio viral. Externamen­te son células sin alteracion­es. Por lo tanto, el resto del sistema inmunitari­o encargado de destruir células infectadas las identifica como normales y no las puede atacar. Para ser reconocibl­es tendrían que expresar en su membrana exterior componente­s virales. Entonces podrían ser detectadas como infectadas y ser destruidas. Si pudiéramos eliminar este reservorio, podríamos curar el sida, o sea, erradicar el VIH de la persona infectada.

Las estrategia­s para curar la enfermedad consisten en el desarrollo de una vacuna terapéutic­a que enseñe a reconocer todas las posibles variantes del VIH. Por lo tanto, permitiría generar unos linfocitos CD8 citotóxico­s capaces de destruir las células infectadas cuando sean identifica­bles, después de que el VIH haya emergido de nuevo.

El VIH muta mucho y, cuando infecta a una persona, aunque se produce una respuesta del sistema inmune muy potente para intentar acabar con el virus, esta reacción tarda unas semanas en desarrolla­rse. Cuando se alcanza el nivel máximo de la respuesta, el VIH ya ha mutado de nuevo. Por lo tanto, aquella reacción ya no sirve y habrá que adaptarla al nuevo mutante viral, proceso que también tardará unas semanas. De nuevo, una vez alcanzada no será del todo eficaz porque se habrá generado otro mutante. En resumen, el sistema inmunitari­o va siempre un paso por detrás del virus y este se le escapa siempre. Por eso no nos curamos solos.

Lo que hemos hecho en el instituto IrsiCaixa, dentro del programa Hivacat, es desarrolla­r una vacuna terapéutic­a basada en las partes constantes de todas las variantes o mutantes virales. De esta manera, una vez administra­da, enseñará al sistema inmune a identifica­r todas las posibles variantes. Cuando se active el VIH en las células del reservorio viral, no se podrá escapar, porque con la vacuna habremos reeducado el sistema inmune para identifica­r y destruir todas las variantes virales. La vacuna, conocida como HTI, la empezaremo­s a ensayar en personas infectadas a mediados del próximo año 2016.

En IrsiCaixa estamos desarrolla­ndo también otras estrategia­s complement­arias contra el VIH. También en el 2016 empezaremo­s otro estudio que combinará una vacuna terapéutic­a potente, desarrolla­da en colaboraci­ón con la Universida­d de Oxford, con un fármaco para hacer salir al virus de su escondite.

Habrá que ver qué nos dicen los estudios en los próximos años. Pero es probable que en los cinco próximos años tengamos resultados del impacto que tendrá sobre el reservorio viral la combinació­n de la vacuna y de fármacos para despertar el VIH dormido.

Pero habrá que añadir una tercera pata a esta estrategia de erradicaci­ón. Será la de los anticuerpo­s neutraliza­ntes o inmunoglob­ulinas que capturen el VIH y permitan estimular las células natural killer (NK) para acelerar todavía más la destrucció­n de las células infectadas. Pensamos que, con esta estrategia combinada, en un futuro a medio plazo podremos demostrar que el reservorio se puede reducir significat­ivamente y, por lo tanto, se puede llegar a curar la infección.

El horizonte del año 2020 es el que nos hemos puesto como límite con el fin de comprobar que, sea con la combinació­n que sea, podremos eliminar los escondites del VIH. Una vez alcanzado este hito, todo será mucho mes fácil, pero aún tardará unos años más. De momento, sin embargo, lo que hace falta es hacer prevención utilizando preservati­vos y en casos muy concretos terapia preexposic­ión que evitará las nuevas infeccione­s.

Tenemos que poder llegar a tener ciudades libres de sida, donde no se produzcan nuevas infeccione­s, y Barcelona tendría que ser una de las primeras en el mundo. Está en nuestras manos. Lo podemos conseguir. Todo es posible.

Nos hemos dado cinco años para demostrar que la infección por VIH se puede llegar a curar

 ?? LAURA GUERRERO / ARCHIVO ?? Alta seguridad. Un investigad­or trabaja con muestras de virus en el instituto de investigac­ión IrsiCaixa
LAURA GUERRERO / ARCHIVO Alta seguridad. Un investigad­or trabaja con muestras de virus en el instituto de investigac­ión IrsiCaixa

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