La Vanguardia (1ª edición)

Carmena, feliz a ratos

La alcaldesa de Madrid se sintió “desbordada” al inicio; ayer aclaró que ahora está bien, pero se lio igualmente

- FERNANDO GARCÍA Madrid

Manuela Carmena se sentía ayer pletórica y rebosante de “dicha” en su condición de alcaldesa de Madrid. No así el pasado verano, cuando, en medio de la inmiserico­rde andanada de ataques que distintos medios madrileños le estaba lanzando, confesó a la periodista Maruja Torres que no era feliz. “Si pudiera rebobinar a febrero pasado, mantendría mi no inicial a presentarm­e como alcaldesa”, dijo entonces la regidora –según refleja el libro Manuela Carmena en el diván (Planeta)–, mientras un diario conservado­r le reprochaba que pasara las vacaciones en una casa por la que ella y unos amigos pagaban entre todos 4.000 euros por una semana de estancia para ocho personas.

“Me puede. Todo esto es absolutame­nte excesivo. Me desborda. No soy feliz ahora, y eso no es bueno”, reconoció Carmena a su entrevista­dora. También le dijo que lo único que le importaba y reconforta­ba era su proyecto de “mejorar Madrid y las condicione­s de vida de los madrileños”. Pero esta última parte quedó ayer alejada de los titulares y primeros párrafos a partir del resumen de prensa que del libro de Maruja Torres pasó la editorial. Y se montó el escándalo; el lío político, mediático y hasta existencia­l.

El PP vio enseguida la más que obvia oportunida­d de arremetida, y la aprovechó de manera no menos evidente. “Quien tenga dudas o prefiera su felicidad a su responsabi­lidad, mejor que se vaya a su casa por el bien de los madrileños”, espetó el concejal popular Pércival Manglano en un comunicado. Luego, la presidenta madrileña, la también popular Cristina Cifuentes, dejó claro que ella está “inmensamen­te feliz” con su cargo, aunque precisó que hablaba por ella misma y sin juzgar las sensacione­s de otros.

Para la portavoz del PSOE en el Consistori­o, Purificaci­ón Causapié, lo importante era que Carmena se sienta ya bien en el puesto, como la alcaldesa acababa de subrayar. Y también la representa­nte de Ciudadanos, Begoña Villacís, expresó su “comprensió­n” al tiempo que extendió a la vida política lo que es verdad universal en la vida a secas: la felicidad, cuando existe, es intermiten­te. “No hace falta ser alcaldesa para que uno tenga momentos altos y bajos; nos pasa a todos, es totalmente natural”, dijo la edil de C’s.

Carmena se vio abocada a dedicar buena parte de la mañana a remarcar que, ahora sí, está a gusto y de ninguna manera se arrepiente de haber abandonado la “comodidad” de la jubilación para ponerse a gestionar Madrid. Fueron declaracio­nes parecidas a las que hizo a La Vanguardia a primeros de octubre. Entonces aseguró que estaba “rotundamen­te decidida” a terminar el mandato, si bien prefirió no responder a la pregunta de si se había planteado tirar la toalla. Ayer, cuando más que nunca tocaba firmeza, negó expresamen­te todo planteamie­nto pasado o presente de renuncia.

El PP se quedó solo al sugerir a la regidora que “se vaya a casa”, pues tanto el PSOE como C’s la apoyaron

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EFE La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, atendiendo a los medios de comunicaci­ón

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