Pesadillas de hipoteca
En ‘La granja del Paso’, Sílvia Munt habla de esperanza en el desahucio
Quedarse sin techo, vivir de prestado. Hace un suspiro todo iba bien y de pronto el cielo se derrumba y la vida, entonces, se convierte en una montaña que se debe escalar por la cara norte y con los pies descalzos. ¿Qué ha pasado? La hipoteca, su impago.
Empieza así un largo y tortuoso camino erizado de reuniones con el banco, de precariedad creciente y de una incertidumbre tampoco exenta de vergüenza. “Es como vivir en medio de una pesadilla con los ojos abiertos”, dice Sílvia Munt, que añade: “Una pesadilla de las que nadie puede decir que está libre porque todos los que están ahí han llegado por un simple giro del destino”. Munt ha realizado el documental La granja del Paso para hablar precisamente de esa pesadilla. O mejor dicho, para hablar de las personas que la sufren, de sus víctimas.
La granja del Paso es una mirada nada indiferente sobre un grupo de personas afectadas por el desahucio. Personas de muy diferente origen social y condición que conforman el colectivo Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), reunidos para hablar de su infortunio en la granja del Paso, donde Sabadell deja de ser Sabadell para convertirse en Barberà del Vallès.
El documental –reconocido con el primer premio en la sección Tiempos de Historia del pasado festival de Valladolid– habla de dolor, efectivamente. Y de miedo. Una quincena de personas abren sus corazón ante la cámara de Sílvia Munt para mostrar su desdicha y su lucha por superarla.
Y de esta manera también acaban por hablar de la compasión y el calor humano. De lo que han aprendido con la triste experiencia, porque de todo se aprende. Y de ese confort que, a veces, sin esperarlo, se encuentra en los extraños. El documental, el segundo que firma como directora Sílvia Munt –tras Gala, sobre Elena Dimitriev-na Diakonova, la mujer de Dalí– destaca la esperanza en medio de la tormenta. “He querido ir más allá del batacazo y ver como la gente, entonces, no está para tonterías.”, dice la actriz cada vez más decantada hacia su labor de directora.
“Mi labor, como documentalista, ha sido colocar un espejo a lo largo del camino de esas personas”. Con La granja del Paso, Munt no ha querido ser objetiva. “He preferido apasionarme desde una narración equilibrada, donde la gente tiene espacio y tiempo para compartir su experiencia”.